EL CARNAVAL O LAS
CARNESTOLENDAS: CONCEPTO, ORÍGENES Y DESARROLLO.
Antonio Mateos Martín de Rodrigo
El Carnaval, considerado erróneamente como adaptación cristiana de fiestas paganas, tiene origen judeo-cristiano y finalidad ritual cristiana; también una implantación exclusiva en países católicos.
Esencialmente el
Carnaval es, al contrario que cualquier otra festividad religiosa, un período
de excesos que antecede a otro de renuncias para la adecuación espiritual
durante la Semana Santa.
El Carnaval fue introducido en el calendario cristiano, por tanto, como una fiesta para la despedida jubilosa y, posteriormente, excesiva de los placeres cotidianos y usuales; en ese corto período de dos días (lunes y martes) correspondía un uso desbordado de la alegría, de la comida, de la bebida y de la sexualidad, prohibidas a cal y canto durante la Cuaresma o sus cuarenta días subsiguientes.
La Cuaresma
cristiana, origen directo del Carnaval, por contra, tiene su origen en los
ritos judíos de purificación que alcanzaban una duración de cuarenta días; a su
vez este período de purificación, desde la perspectiva cristiana, tiene
relación con el período de purificación por excelencia del mundo y de todos sus
seres: el Diluvio cuya duración fue también de “cuarenta días y cuarenta
noches”.
N.B. Los dos días del Carnaval sumados a los cuarenta días de la Cuaresma y a los siete de la Semana Santa, dan el resultado de cuarenta y nueve días, período equivalente a la cifra del Año del Jubileo de los Judíos.
Durante el tiempo de duración de estos ritos de purificación personal se reducía, por imposición de la autoridad religiosa, la ingesta de alimentos; en él se renunciaba expresamente a la carne; se hacía en recuerdo del tiempo en que los hombres eran vegetarianos; es decir hasta el momento en que acabó el Diluvio y Yavé incluyó la carne animal en la dieta humana según el Génesis 9, 3.
N.B. Los dos días del Carnaval sumados a los cuarenta días de la Cuaresma y a los siete de la Semana Santa, dan el resultado de cuarenta y nueve días, período equivalente a la cifra del Año del Jubileo de los Judíos.
Durante el tiempo de duración de estos ritos de purificación personal se reducía, por imposición de la autoridad religiosa, la ingesta de alimentos; en él se renunciaba expresamente a la carne; se hacía en recuerdo del tiempo en que los hombres eran vegetarianos; es decir hasta el momento en que acabó el Diluvio y Yavé incluyó la carne animal en la dieta humana según el Génesis 9, 3.
La alimentación
es una cuestión fundamental, y de suma importancia y trascendencia, en la
ordenación ideológica del cristianismo; y de la misma forma que el Diluvio
trajo consigo una nueva alimentación, el Cristianismo, que es la consumación y
perfección de la Ley Mosaica,según sus intérpretes, introdujo una nueva
alimentación hasta entonces tabú: la sangre y la carne divinas.
C.F. Génesis 9, 3 y 4.con Mateo 26, 27.
Para ello el
Cristianismo formalizó un nuevo concepto del sacrificio ritual cruento; si en
otras religiones es un animal el sacrificado en la religión cristiana la
víctima propiciatoria es el mismo Jesucristo; y si en otras religiones la carne
y la sangre de la víctima sacrificada se incineran en honor de los dioses en la
cristiana católica la de Jesucristo es considerada alimento espiritual por sus
fieles.
Simbolizando, posiblemente, los dos períodos de la Historia de la Humanidad y sus hábitos alimenticios correspondientes, según manifiesta el Génesis (el diluvial y el postdiluvial), la Iglesia Católica organizó su Calendario Litúrgico anual y la alimentación de sus fieles: el Carnal y la Cuaresma; a ésta le correspondían los cuarenta días de purificación a través del ayuno de carne.
La Cuaresma
precede y desemboca en la Semana Santa y en la Resurrección de Jesucristo, a su
vez, imagen de otro Nuevo Mundo, en el que el mismo Jesucristo implantó otra
“dieta”: la divinofagia.
Resucitado Jesucristo la vuelta al consumo de carne se hacía a través del animal símbolo de Jesucristo: el cordero o “carne nueva”; esta “carne nueva” era “la que se vende por Pascua de Resurrección, del ganado fino que vuelve de Extremadura, por ser la primera carne que se empieza à comer después de la Quaresma” (decía a principios del siglo XVII el Diccionario de Autoridades de la Real Academia de la Lengua).
Ahora bien el
Carnaval, como fiesta de excesos, comenzaría en la Edad Media y sus intentos de
prohibición se corresponderían con el momento en que estos fueron asociados,
por las autoridades religiosas, con los de las ciudades de Sodoma y Gomorra.
La palabra carnaval procede del italiano “carnevale” que, a su vez, añaden Corominas y Pascual, procede de “carnelevare” que significa “quitar la carne”; esta denominación se impuso en España a partir del siglo XV en una época en que lo italiano de entonces se puso de moda por mediación del Renacimiento.
En España antes
de ser introducido este italianismo por Elio Antonio de Nebrija se utilizaba la
palabra “carnestolendas” que significa lo mismo.
En realidad,
siguiendo la referida etimología, el Carnaval no debieron constituirlos nunca
los dos últimos días que preceden al Miércoles de Ceniza sino la propia
Cuaresma; “Carnestolendas” significa literalmente “las carnes quitadas”,
período que, en realidad, se corresponde con la Cuaresma.
Esta aparente
contradicción tiene su origen en el hecho de que carnestolendas es, dicen
Corominas y Pascual, una falsa abreviatura de una frase latina del Misal
Mozárabe o Visigótico citada por Merlo: “Dominica ante carnes tollendas (el
domingo antes de quitar las carnes)”.
La aparición de
la palabra carnestolendas en el Misal Mozárabe o Visigodo da fe de la gran
antigüedad de esta fiesta religiosa, en cualquier caso anterior al siglo VIII y
que nos servirá como referencia para tratar un asunto eulaliense del mayor
interés.
Tradicionalmente el Carnaval o las Carnestolendas han tenido dos ritos finales:
- El correr los gallos; según Sebastián de Covarrubias, sería una imagen de la represión de la sexualidad durante la Cuaresma.
El gallo, desde siempre, como él mismo recoge, tradicionalmente ha estado considerado como el animal más lascivo; por tanto, su muerte era el símbolo de la suspensión de la sexualidad durante la Cuaresma.
N. B. Posteriormente este rito pasaría a formar parte de otras fiestas y se perdió su simbolismo.
- El entierro de la sardina; en realidad es una adaptación económica del anterior “entierro del cerdo” o de su carne en conserva, la “cecina”, sustituida por la sardina también en conserva.
N.B. Se da también la circunstancia de que la sardina salada estaba considerada, tal como recoge De la Huerta, un alimento enérgicamente purgativo tanto del vientre como del estómago.
Otras denominaciones del Carnaval utilizadas en España a lo largo de los tiempos han sido:
- Carnal, en Juan Ruiz el “Arcipreste de Hita”.
- Carnestollendas en Nebrija y Covarrubias.
- Carrastollendas, en Santa Teresa.
- Carnostoltes, en catalán,
- Antruejo, Entruejo, Entruido, Antruydo, Antruso o Introito, derivados todos del último vocablo ya que, en realidad, el Carnaval o las Carnestolendas estaban formados por dos días de “introducción” a la Cuaresma.
En la Ciudad de Mérida a 20 de enero de 2003.
No hay comentarios:
Publicar un comentario