A Don Manuel Fabris en su “Anno Giubilare Eulaliano” y a Don
Antonio Bellido Almeida en su año de jubilación sacerdotal por sus renovaciones
del cultro eulaliense.
INTRODUCCIÓN La Semana Santa emeritense, declarada de
Interés Turístico Nacional en España, como las demás españolas, se caracteriza
por sus manifestaciones públicas en sus calles y plazas a través de
Procesiones; éstas se realizan a través
de los personajes y episodios de la Semana Santa descritos en los Evangelios a
través de bellísimas imágenes ejecutadas por nuestros mejores imagineros.
Estas procesiones discurren al lado de monumentos romanos
contemporáneos de la época Cristo.
La más antigua de las imágenes de las que procesionan en
Mérida, es el Cristo de la O,
documentado en el siglo XV y radicado en la Concatedral de Santa María
de la Plaza Mayor.
Cristo de la O ante el Templo romano “de Diana”.
Cristo de la O ante el Templo romano “de Diana”.
Por tanto, no aparecen entre nuestras procesiones ninguna escena ni ningún personaje que no sea del tiempo de la Gran Semana de las Semanas cristiana.
Con este artículo me
propuse sacar en primera línea divulgativa el carácter esencial de los mártires
como imitadores de Cristo, singularizando a nuestra común patrona, por ser el
mártir más asimilado a Jesucristo y proponiendo su presencia en las procesiones
de Semana Santa y preguntando retóricamente tras qué Cristo habría de
procesionar.
Imagen de Santa Eulalia de Mérida procesionando por las calles de Mérida el día 9 de diciembre a través de la Pontificia, Real, Maestral y Muy Antigua Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia de Mérida.
¿SANTA EULALIA ¿PUEDE PROCESIONAR EN LA SEMANA SANTA EMERITENSE, EN U´QE LUGAR LO HARÍA?
Imágenes
del Cristo de los Remedios y de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, procesionadas por
la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y
Nuestra Señora del Mayor Dolor ante el Hornito, cofradía radicada en la
Parroquia de Santa Eulalia.
Lamentablemente la idea, que formaba parte de la catequesis inicial de los antiguos cristianos, según la cual los mártires al imitar a Cristo en el martirio, se transformaban en otros cristos, actualmente sólo es conocida por gentes muy preparadas teológicamente.
Paso
de “El descendimiento”. Cofradía Ferroviaria del Descendimiento de Nuestro
Señor, Santísima Virgen de La Angustias y Nuestra Señora de La Esperanza, también
incardinada en la Parroquia de Santa Eulalia.
La identificación Cristo/Mártir tiene una explicación directa en las palabras del propio Cristo según el Apocalipsis de san Juan: “Al que venciere, le haré sentar conmigo en mi trono; así como yo también he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Apocalipsis 3, 21”.
Por tanto queda explicada, nada más y nada menos, claro, a través del libro del consuelo de los mártires, esta Cristofiguración de los propios mártires o la plasmación analógica de la vida de Jesucristo en sus testigos y testimonios, incluida Eulalia.
“¿Qué otra cosa es, pues, el mártir -escribió, en el siglo
IV, San Vitricio de Ruán…- sino un imitador de Cristo?”[2]
Así, la descripción del combate entre los mártires y los jueces romanos y su martirio recibe la denominación de “pasión” tal como la biografía de Jesús en sus últimos momentos según los Evangelios.
Y, como en la Pasión de Jesús no se omite, casi nunca, el nombre del Gobernador en un intento de colocar en el tiempo el hecho martirial.
Pero, si tomamos en consideración el Himno III del Peristéfanon[3] dedicado por Quinto Aurelio Prudencio Clemente a nuestra Eulalia comprobaremos, además, que no hay mártir tan cristofigurada como ella en la literatura cristiana:
- Santa Eulalia, como Jesús, denuncia la religión de los
ídolos y proclama como única y verdadera
religión la de Dios.
- Santa Eulalia, como Cristo, no se inmola por sí misma,
sino por los cristianos emeritenses perseguidos, muchos de los cuales, como su
padre y su obispo Liberio, habían huido, cometiendo, acaso, el gravísimo pecado
de apostasía.
- Y ella, presentándose voluntariamente ante el tribunal,
era la única que podía intermediar en el plano local y temporal, como Jesús lo
hizo en el universal, esta ofensa ante
Dios ya fuese como “confesora”, antes de morir ofreciéndose como víctima
propiciatoria, o ya como “mártir”, después de expirar.[4]
Y, para que no haya dudas de su Cristofiguración Prudencio dice que ella vé como los garfios que desgarraban sus carnes escribían el nombre de Cristo en su cuerpo.
Y, es que el martirio tal como asevera Daniel Rops “era la mejor manera de unirse a Jesús”, la más íntima y mística.[5]
Escena
de “El Encuentro” entre La Virgen María y Cristo Camino del Calvario con los
pasos de Ntra. Sra. del Mayor Dolor y Nuestro
padre Jesús Nazareno, pasos de la
Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y
Nuestra Señora del Mayor Dolor.
Y aún hay más concomitancias:
- - Eulalia como Cristo no quiso la muerte de sus
verdugos y el verdugo de Eulalia se arrepintió de sus actos a la vez que el
lictor huyó impresionado.
- - Y Eulalia tomó el cáliz, el mismo cáliz que
Jesús y sus Apóstoles en la Última Cena; tomar el cáliz era sinónimo de
martirio[6] y
ella lo tomó en la realidad a través de una bellísima imagen ideada por Prudencio:
bebiéndose el fuego de las antorchas que había prendido en sus cabellos.[7]
- - Y se vio, salir de su boca una paloma.
Recuérdese que en el bautismo de Jesús en el Jordán se vio una paloma sobre su
cabeza (Mateo 3, 16); ahora, de la boca de Eulalia, en su bautismo de fuego o
de sangre se vería otra paloma según Prudencio.
- - Y tras su muerte nevó por disposición
extraordinaria de la Naturaleza; al expirar Jesús también la Naturaleza se
alteró de forma prodigiosa (Mateo 27, 51-54).
También abundan los artistas españoles que, en cuadros e imágenes de bulto, la presentan en España suspendida en la Cruz.
También en Italia aparece Santa Eulalia crucificada: así la representó el escultor Emilio Franceschi (1839-1890); la imagen se conserva en la Gallería Nazionale d´Arte Moderno de Roma.
Por todo ello, si la Mártir Eulalia procesiona en alguna Semana Santa emeritense tras los pasos usuales de sus procesiones no haría nada extraño, incongruente o fuera de lugar.
Ntra. Sra de las Angustias de la Cofradía Ferroviaria del Descendimiento de Nuestro Señor, Santísima Virgen de La Angustias y Nuestra Señora de la Esperanza.
Ella vivió, tal como Jesús, desde los primeros momentos de
su vida hasta el de su martirio,
preparando su “desposorios divinos” desde una vida sino secreta al menos
no pública en sus intenciones. ¿Quíén, ahora, podría negarle a la imagen de Santa Eulalia seguir a la imagen de un Cristo muerto o resucitado en una Procesión de Semana Santa ?
¿Es que ella no murió porque iba a zaga de su huella y ahora se encuentra sentada con Él en su trono, imagen y expresión de la Amada en el Amado transformada?[8]
Personalmente yo me inclinaría por verla ir tras la imagen del Resucitado porque los mártires, también como los Apóstoles, y ella lo hizo en Augusta Emerita, daban testimonio de su doctrina y de su Resurrección entre todos los pueblos.[9]
En la ciudad de Mérida finales de febrero de 2011.
[1] Frase típica española para indicar que una persona ha
sufrido grandes destrozos físicos y/o psíquicos
[2] ROPS, Daniel. La
Iglesia de los Apóstoles y de los mártires. Luís de Caralt, Barcelona 1955,
p. 192,
[3] PRUDENCIO, Aurelio. Obras Completas. Edición de José Guillén y de Isidoro Rodríguez.
BAC, Madrid 1950.
[4] ROPS, Daniel. Obra citada, p. 191: “El martirio no fue así solamente un hecho
político, consecuencia lógica de un conflicto entre una doctrina revolucionaria
y un orden establecido. Fue un elemento fundamental de la Iglesia Primitiva,
que se realizó en unas almas privilegiadas como un carisma, como la “Gracia de
las Gracias”, y cuyos efectos sobrenaturales revirtieron sobre todas la
comunidad de los hijos de Dios”.
[6] El
“cáliz” que bebió Santa Eulalia en su martirio no fue un cáliz de agua como en
el bautismo de Juan sino de “fuego y Espíritu Santo” conforme a las
predicciones de Juan el Bautista. Este “cáliz”[6] es el
mismo del que quisieron beber “los hijos de Zebedeo”[6] y del
que bebió Jesús en la Cruz.: Véase HAMMAN, A.G, El martirio en la antigüedad cristiana, Desclée der Brouwr, Bilbao
1998, p. 204: “El mismo Cristo compara su pasión a un bautismo (Mc
10,38):Orígenes, 30; 37. Habla “del cáliz” que tiene que beber. Lo que evoca
asimismo la eucaristía: Orígenes 28; 29, 40. Sobre la Eucaristía y el martirio
véase también Carta 76,3.4”.
[8] HAMMAN, A.G. Obra citada, p. 204: “La imitación de la
pasión de Cristo conduce al cristiano al reino prometido, de manara directa;
Cipriano, C 76, 1, 6, 7; Orígenes, 36; 50”.
[9] CABROL, Fernand y LECLERCQ, Henri. Dictionnaire
d´archéologie chrétienne et de liturgie. Tome X, 2ª parte. Librairie
Letouzey et Ané, Paris,1932, col. 2360 y 2361. Adviértase que Cristo nunca habló del martirio
a las gentes como tampoco se les manifestó una vez resucitado; la primera
referencia pública del martirio la hace Tertuliano para quien al martirio no
sólo están destinados por Dios los obispos y los sacerdotes, también los
cristianos comunes, p. 45 ver HAMMAN,
A.G, Obra citada; por su parte San Cipriano
de Cartag, su discípulo, añade a los
posibles mártires los niños,HAMMAM. A.G., obra citada, p. 145.
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