podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

martes, abril 05, 2016

LA CRISTOFIGURACIÓN DE LA MÁRTIR SANTA EULALIA. Antonio Mateos Martín de Rodrigo.


A Don Manuel Fabris en su “Anno Giubilare Eulaliano” y a Don Antonio Bellido Almeida en su año de jubilación sacerdotal por sus renovaciones del cultro eulaliense.

INTRODUCCIÓN La Semana Santa emeritense, declarada de Interés Turístico Nacional en España, como las demás españolas, se caracteriza por sus manifestaciones públicas en sus calles y plazas a través de Procesiones; éstas se realizan  a través de los personajes y episodios de la Semana Santa descritos en los Evangelios a través de bellísimas imágenes ejecutadas por nuestros mejores imagineros.
Estas procesiones discurren al lado de monumentos romanos contemporáneos de la época Cristo.
La más antigua de las imágenes de las que procesionan en Mérida, es el Cristo de la O,  documentado en el siglo XV y radicado en la Concatedral de Santa María de la Plaza Mayor. 

Cristo de la O ante el Templo romano “de Diana”.


Por tanto, no aparecen entre nuestras procesiones ninguna escena ni ningún personaje que no sea del tiempo de la Gran Semana de las Semanas cristiana.


Con este artículo me propuse sacar en primera línea divulgativa el carácter esencial de los mártires como imitadores de Cristo, singularizando a nuestra común patrona, por ser el mártir más asimilado a Jesucristo y proponiendo su presencia en las procesiones de Semana Santa y preguntando retóricamente tras qué Cristo habría de procesionar.








Imagen de Santa Eulalia de Mérida procesionando por las calles de Mérida el día 9 de diciembre a través de la Pontificia, Real, Maestral y Muy Antigua Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia de Mérida.



¿SANTA EULALIA ¿PUEDE PROCESIONAR EN LA SEMANA SANTA EMERITENSE, EN U´QE LUGAR LO HARÍA?
La mártir Eulalia forma parte intrínseca e inalienable de toda Semana Santa no porque las imágenes de los cristos y las vírgenes emeritenses la saluden en su Hornito a través de un protocolo contradictorio con el culto oficial que la Iglesia ha establecido para Dios, la Virgen María, los mártires y los santos; la mártir Eulalia forma parte intrínseca e inalienable de la Semana Santa porque ella es, y es de creer, real y verdaderamente, “otro Cristo” porque, insisto,vivió y, singularmente, murió hecha un Cristo. [1]


Imágenes del Cristo de los Remedios y de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, procesionadas por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Mayor Dolor ante el Hornito, cofradía radicada en la Parroquia de Santa Eulalia.

Lamentablemente la idea, que formaba parte de la catequesis inicial de los antiguos cristianos, según la cual los mártires al imitar a Cristo en el martirio, se transformaban en otros cristos, actualmente sólo es conocida por gentes muy preparadas teológicamente.



Paso de “El descendimiento”. Cofradía Ferroviaria del Descendimiento de Nuestro Señor, Santísima Virgen de La Angustias y Nuestra Señora de La Esperanza, también incardinada en la Parroquia de Santa Eulalia.

La identificación Cristo/Mártir tiene una explicación directa en las palabras del propio Cristo según el Apocalipsis de san Juan: “Al que venciere, le haré sentar conmigo en mi trono; así como yo también he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Apocalipsis 3, 21”.

Por tanto queda explicada, nada más y nada menos, claro, a través del libro del consuelo de los mártires, esta Cristofiguración de los propios mártires o la plasmación analógica de la vida de Jesucristo en sus testigos y testimonios, incluida Eulalia.
“¿Qué otra cosa es, pues, el mártir -escribió, en el siglo IV, San Vitricio de Ruán…- sino un imitador de Cristo?”[2]

Así,  la descripción del combate entre los mártires y los jueces romanos y su martirio recibe la denominación de “pasión” tal como la biografía de Jesús en sus últimos momentos según los Evangelios.

Y, como en la Pasión de Jesús no se omite, casi nunca, el nombre del Gobernador en un intento de colocar en el tiempo el hecho martirial.

Pero, si tomamos en consideración el Himno III del Peristéfanon[3] dedicado por Quinto Aurelio Prudencio Clemente a nuestra Eulalia comprobaremos, además, que no hay mártir tan cristofigurada como ella en la literatura cristiana:
- Santa Eulalia, como Jesús, denuncia la religión de los ídolos y proclama como única y verdadera  religión la de Dios.
- Santa Eulalia, como Cristo, no se inmola por sí misma, sino por los cristianos emeritenses perseguidos, muchos de los cuales, como su padre y su obispo Liberio, habían huido, cometiendo, acaso, el gravísimo pecado de apostasía.
- Y ella, presentándose voluntariamente ante el tribunal, era la única que podía intermediar en el plano local y temporal, como Jesús lo hizo en el universal, esta ofensa  ante Dios ya fuese como “confesora”, antes de morir ofreciéndose como víctima propiciatoria, o ya como “mártir”, después de expirar.[4]

Y, para que no haya dudas de su Cristofiguración Prudencio dice que ella vé como los garfios que desgarraban sus carnes escribían el nombre de Cristo en su cuerpo.

Y, es que el martirio tal como asevera Daniel Rops “era la mejor manera de unirse a Jesús”, la más íntima y mística.[5]
Escena de “El Encuentro” entre La Virgen María y Cristo Camino del Calvario con los pasos de  Ntra. Sra. del Mayor Dolor y Nuestro padre Jesús Nazareno, pasos de  la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Mayor Dolor.

Y aún hay más concomitancias:
-        - Eulalia como Cristo no quiso la muerte de sus verdugos y el verdugo de Eulalia se arrepintió de sus actos a la vez que el lictor huyó impresionado.
-        - Y Eulalia tomó el cáliz, el mismo cáliz que Jesús y sus Apóstoles en la Última Cena; tomar el cáliz era sinónimo de martirio[6] y ella lo tomó en la realidad a través de una bellísima imagen ideada por Prudencio: bebiéndose el fuego de las antorchas que había prendido en sus cabellos.[7]
-        - Y se vio, salir de su boca una paloma. Recuérdese que en el bautismo de Jesús en el Jordán se vio una paloma sobre su cabeza (Mateo 3, 16); ahora, de la boca de Eulalia, en su bautismo de fuego o de sangre se vería otra paloma según Prudencio.
-        - Y tras su muerte nevó por disposición extraordinaria de la Naturaleza; al expirar Jesús también la Naturaleza se alteró de forma prodigiosa (Mateo 27, 51-54).

También abundan los artistas españoles que, en cuadros e imágenes de bulto, la presentan en España suspendida en la Cruz.



Escultura de Santa Eulalia de Luis Salvador Carmona (1709-1767).Museo Nacional de Arquitectura, Valladolid.



También en Italia aparece Santa Eulalia crucificada:  así la representó el escultor Emilio Franceschi (1839-1890); la imagen se conserva en la Gallería Nazionale d´Arte Moderno de Roma.









Por todo ello, si la Mártir Eulalia procesiona en alguna Semana Santa emeritense tras los pasos usuales de sus procesiones no haría nada extraño, incongruente o fuera de lugar.
Ntra. Sra de las Angustias de la Cofradía Ferroviaria del Descendimiento de Nuestro Señor, Santísima Virgen de La Angustias y Nuestra Señora de la Esperanza.







Ella vivió, tal como Jesús, desde los primeros momentos de su vida hasta el de su martirio,  preparando su “desposorios divinos” desde una vida sino secreta al menos no pública en sus intenciones.

Y ella murió imitándoLO y siguiéndoLO hasta en la muerte cruenta y horrible, viendo también cómo su noble condición humana y social era reducida a la de un delincuente; y, todo para testimoniar la existencia de Dios, la defensa de los perseguidos y propiciar el perdón de sus conciudadanos pecadores.

¿Quíén, ahora, podría negarle a la imagen de Santa Eulalia seguir a  la imagen de un Cristo muerto o resucitado en una Procesión de Semana Santa ?

¿Es que ella no murió porque iba a zaga de su huella y ahora se encuentra sentada con Él en su trono, imagen y expresión de la Amada en el Amado transformada?[8]

Personalmente yo me inclinaría por verla ir tras la imagen del Resucitado porque los mártires, también como los Apóstoles, y ella lo hizo en Augusta Emerita, daban testimonio de su doctrina y de su Resurrección entre todos los pueblos.[9] 

Imagen del Resucitado de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísimo Cristo de los Remedios y Nuestra Señora del Mayor Dolor


En la ciudad de Mérida finales de febrero de 2011.











[1] Frase típica española para indicar que una persona ha sufrido grandes destrozos físicos y/o psíquicos
[2] ROPS, Daniel. La Iglesia de los Apóstoles y de los mártires. Luís de Caralt, Barcelona 1955, p. 192,
[3] PRUDENCIO, Aurelio. Obras Completas. Edición de José Guillén y de Isidoro Rodríguez. BAC, Madrid 1950.
[4]  ROPS, Daniel. Obra citada, p. 191:  “El martirio no fue así solamente un hecho político, consecuencia lógica de un conflicto entre una doctrina revolucionaria y un orden establecido. Fue un elemento fundamental de la Iglesia Primitiva, que se realizó en unas almas privilegiadas como un carisma, como la “Gracia de las Gracias”, y cuyos efectos sobrenaturales revirtieron sobre todas la comunidad de los hijos de Dios”.
[5] ROPS, Daniel obra citada, p.192.
[6] El “cáliz” que bebió Santa Eulalia en su martirio no fue un cáliz de agua como en el bautismo de Juan sino de “fuego y Espíritu Santo” conforme a las predicciones de Juan el Bautista. Este “cáliz”[6] es el mismo del que quisieron beber “los hijos de Zebedeo”[6] y del que bebió Jesús en la Cruz.: Véase HAMMAN, A.G, El martirio en la antigüedad cristiana, Desclée der Brouwr, Bilbao 1998, p. 204: “El mismo Cristo compara su pasión a un bautismo (Mc 10,38):Orígenes, 30; 37. Habla “del cáliz” que tiene que beber. Lo que evoca asimismo la eucaristía: Orígenes 28; 29, 40. Sobre la Eucaristía y el martirio véase también Carta 76,3.4”.


[8] HAMMAN, A.G. Obra citada, p. 204: “La imitación de la pasión de Cristo conduce al cristiano al reino prometido, de manara directa; Cipriano, C 76, 1, 6, 7; Orígenes, 36; 50”.
[9] CABROL, Fernand y LECLERCQ,  Henri.  Dictionnaire d´archéologie chrétienne et de liturgie. Tome X, 2ª parte. Librairie Letouzey et Ané, Paris,1932, col. 2360 y 2361. Adviértase que Cristo nunca habló del martirio a las gentes como tampoco se les manifestó una vez resucitado; la primera referencia pública del martirio la hace Tertuliano para quien al martirio no sólo están destinados por Dios los obispos y los sacerdotes, también los cristianos comunes, p. 45  ver HAMMAN, A.G, Obra citada; por su parte  San Cipriano de Cartag, su discípulo,  añade a los posibles mártires los niños,HAMMAM. A.G., obra citada, p. 145.