
Mi amiga Sandra que, en ocasiones es víctima propicia de mis más sibilinas palabras y de sus terceras y cuartas posibles interpretaciones, repara en el perverso contenido de la entrada anterior; no es la primera vez; ella es testigo de algunas de mis sentencias que, por cristiana caridad, nunca aparecen en mis cuadernos y que llevan, conllevan y postllevan grandes maldades - además estas palabras pertenecen a otros ámbitos del que no trascienden-; y como hacía dos o tres entradas que no creaba un neologismo ahi va PALABRUJAS, palabras mías que se definen por su buena, única y genuina maldad... ( y todas están en el D.R.A.E. o, por defecto en el D.Au.).
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