podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

jueves, noviembre 01, 2007

MISCELANEANDO.

En antiguos documentos los ejidos o lejíos de los pueblos aparecen denominados ya como patineros o ansareros; creo que esta calificación aviar tiene su razón de origen, medieval, en la denominación de las zonas más alejadas del ejido como dehesa "cuniculorum" o de los conejos según me da a interpretar el Fuero de Mérida y de su Tierra.
Es decir en el lejío romano se utilizaron zonas de pastos para bueyes separadas de las zonas en donde se soltaban los animales domésticos...
El Fuero de Mérida y de su Tierra es el único documento medieval que pone sobrenombre a las dehesas que, según las Leyes de las Partidas, comenzaron a existir legalmente en el reinado de Alfonso X el Sabio.

Ayer, cuando regresaba a Mérida desde Calamonte, observé que un coche iba a una velocidad muy moderada; pero cuando me dispuse a adelantarle aceleró bruscamente volviendo a desacelerar cuando comprobó que no podría adelantarle; volví a intentarlo y reaccionó de la misma manera en varias ocasiones más.
Cuando pude ponerme a su altura y le reconocí no pude por menos recordar su mote popular; según éste el individuo es de los que justifican a pulso los sobrenombres.
No sé si además hay una edad propicia para estas cabronaditas; pero no es el único gamberro que a partir de los setenta años le da por retener a conciencia el tráfico para fastidiar.
Por cierto hace años le comentaba a una compañera que había unos hijos de madres putativas que al pasar por el primer semáforo del Instituto Santa Eulalia por la vía lateral que desembocaba en la antigua Nacional V retenía todos los coches que venían detrás hasta que el segundo semáforo se les ponía en rojo (ellos lo cruzaban en ámbar)...
Según ella su marido era uno de ellos...
Desconozco su sobrenombre popular pero por sus ademanes es un reconocido...

Hace unos días entraba yo en Calamonte cuando me llamó la atención la presencia inusual a tal hora de un coche patrulla de la Guardia Civil rural; luego me enteré de que un navajero, delicuente convicto y confeso, pero con cuentas aún pendientes por intento de asesinato junto con, al menos, otros dos más compinches, había muerto y lo iban a enterrar.
¿Temería la Guardia Civil que le cantasen aquello de "Ya se murió el zorro de la "tía Vinagre"...? Que la tierra le sea liviana...