era un juguete roto, una sonrisa desdentada, un beso sin labios, un abrazo con las manos deshuesadas y con la mirada des/almada
era la cabeza desprendida de un caballo, la sangre derramada de un soldado, la lágrima de una niña asesinada,
era la vuelta y el ocaso, lo perdido y lo que nunca volvería, y no tenía nombre ni fecha ni identidad ni caducidad.
Su nombre hubiersa sido Enigma pero más bien llevaba a las espaldas tu rostro y tus costumbres...
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