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Era un niño malo, determinadamente malo, y decía que las maestras eran para matarlas; yo le decía que las maestras eran como las madres y que si él quería a su madre también había de querer a su maestra; pero tras un primer reconocimiento del consejo volvía a decir que las maestras eran para matarlas (pero aquel niño malo, claramente por supuesto, nunca mató a ninguna maestra).
En el sueldo de las maestras entran muchas situaciones desagradables pero las maestras, insisto son como las madres, es decir sagradas.
1 comentario:
¡¡GRACIAS!!
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