Hoy tengo pocas palabras en el teclado y por este inmenso mar sólo navegas tú, aunque no vas y vienes, te acercas y te alejas naufragada; pero tú no tienes nombre aunque mil gestos te definen, aunque millares de luces te dicen, aunque yo te nombre como piedra de mi rincón y esquina.
¿Cómo te nombro?: ¿Te cuento como un cuento breve de una sola mirada, te refiero como una frase de una sola palabra, o te transcribo como pulso en mi alma?
Bueno, esta mañana, jugando con las palabras, me encontré una nueva: burbruja.
¿Quieres ser tú mi burbruja?
Entonces yo perdería el miedo al vértigo y ascendería y ascendería y ascendería... en una esfera irisada... moviéndome al son grave o agudo de las estrellas -que existen otras Leyes universales además de la Ley de Gravitación Universal-...; mira hay estrellas con tu rostro bello, hay estrellas con tu voz bella, hay estrellas con tus pechos bellos, hay estrellas con tu seno bello, hay estrellas con tu andar hermoso; y con tus sentimientos y con tus pensamientos hay estrellas, cientos de estrellas, centenares de estrellas, miles de estrellas, diezmiles de estrellas, cientimiles de estrellas y todas con maneras, porte y formas enésimas de galaxias bellas, muy bellas, enésimamente bellas.
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