y para hacer de tí una flor cogía yo tu corazón y haciéndole repiar en el espacio creaba un mundo nuevo con movimientos de rotación sobre tí y de traslación a mi alrededor; este mundo, el más precioso, tendría agua húmeda y agua seca y agua invisible. En el agua húmeda situaría tus brazos para que sus caricias fuesen como olas suaves y sonoras; y en el agua seca colocaría tus pechos para que lo convirtiesen en vergel paradisíaco; y en el agua invisible pondría tus labios para que pronunciasen mi nombre y yo de la nada pasase a ser todo.
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