Y cuando, por ejemplo,
yo quise ser contigo
niño de cartón piedra
y chapa de cerveza
o repión de caoba
imaginé entre mis
santos la víspera
de una noche de estreno
en la que inauguraban
la victoria del hombre
sobre el mismo hombre.
(Todos jugábamos
a piola[1]).
No recuerdo el espacio
ni si hubo tiempo;
sólo recuerdo luces
cantando alegremente
una sonrisa vívida
que despertó a los hombres
en un grito de amor
y cromos de aventuras.
Cuando yo quise
ser niño de cartón
y plástico
estrené una corbata
de ilusiones amargas:
libres al fin los niños,
en sus zapatos
(en la alborada,
la muerte,
jugaba
conmigo
a la gallina ciega ).
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