podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

viernes, julio 04, 2008

PLATA, REVISTA DEL IES "RUTA DE LA PLATA" DE CALAMONTE.


Hace unos meses que Andrés Parejo, profesor de Matemáticas, me invitaba a participar en la revista que el Instituto calamonteño estaba preparando; y le entregué por tanto un bosquejo de su Historia a lo largo de los siglos; luego los redactores estractaron mi trabajo sobre las Independencias de Calamonte y lo han añadido -este trabajo fue editado en una revista de Ferias-.
A decir verdad me encuentro muy a gusto con estas revistas e historias "pequeñas" -mi primera publicación se hizo en la revista de ferias de Llerena-; hace varios días el presidente de una asociación de vecinos de Mérida y dos concejales emeritense me advertían de cómo de un barrio había podido entretejer aquella sucinta pero inesperada Historia.
No es que España y yo seamos así, parafraseando a Pablo Guerrero; es que me encanta y flipa estudiar personajes o historias en apariencia nimias y sacarles todo el provecho posible; ya sucedió con la Biografía de Santa Eulalia de Mérida en mi libro Santa Eulalia de Mérida, la grandeza de lo pequeño; por otra parte mi deformación profesional me permite entrar por recovecos apenas utilizados o hasta perdidos y esperanzas sorprendentes.
Pero al abrir la revista del IES "Ruta de la Plata" de Calamonte me encuentro con la agradable sorpresa de que nada más y nada menos la portada de un librito mío ilustra en su página quinta un trozo de relato de Don Camilo. un mundo pequeño de Giovanni Guareschi y aún más me sorprende que en su pie de página la redacción haya escrito:"Excelente trabajo".
El librito se titula "La Casa del Pueblo" de Calamonte, 70 años por la Libertad, la Igualdad y la Solidaridad" y fue editado en al año 2000 por la Agrupación Socialista del P.S.O.E. de Calamonte.
Lo escribí a instancias de Eugenio Álvarez Gómez, calamonteño, y entonces Consejero de Agricultura; no fue fácil realizarlo ya que era la primera vez que se indagaba en la trágica historia calamonteña de la guerra civil del 36; incluso aún el movimiento de la Memoria Histórica tardaría en abrirse camino.
Yo conocía, casi al detalle a aquellas personas que crearon la Casa del Pueblo de Calamonte -mi madre, testigo excepcional, aún recordaba, entre otros, una canción que los mozos del pueblo le habían dedicado en los carnavales a uno de los que luego moriría y muchas veces le oí decir a mi padre que se acercó a uno de sus amigos presos en el Ayuntamiento y le llevó un café y que éste le dijo: "Clemente, este es el último que me tomo" o cómo tan inhumanamente condujeron al primer alcalde republicano, ferroviario y excelente persona, al paredón y... (algún día escribiré el drama humano de estos hombres y mujeres)-; la Casa del Pueblo era una organización en la que se encuadraban los socialistas del P.S.O.E y los del Partido Republicano Radical Socialista quienes tenían en común el sindicato U.G.T.
Pero si en esta revista hay algo que me agrada en grado bastante es la biografía de mi vecina, y hermana, María Álvarez Guerrero; María es el modelo no del perenne afán de superación sino de la superación de los perennes inconvenientes; con apenas dedos, perdidos en un accidente laboral, pero sobrada inteligencia y tozudez ha desenterrado muy bien los genes artísticos que comparte con el universal escultor Juan de Ávalos -algún día veremos aquí sus decorados o sus bastones-.
Pero esta revista tiene fallos, ajenos, claro; pero haré sobre ellos mutis por el foro...

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