podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

martes, enero 06, 2009

TOTANA, “LA ÚLTIMA” CIUDAD DEL RITO ROMANOVISIGÓTICO EN ESPAÑA.

Antonio Mateos Martín de Rodrigo*

para el Padre Legrand, Christine y el resto de peregrinos de la Parroquia de Sainte Eulalie de Burdeos que, rememorando las antiguas peregrinaciones galas ad Eulaliam Emeritae, han reiniciado en el siglo XXI Le Chemin de Sainte Eulalie.

INTRODUCCIÓN: DE TOTANA Y DE LLERENA -ÉSTA MI CIUDAD NATAL- DE SUS COINCIDENCIAS SANTIAGUISTAS Y DE SUS DIVERGENCIAS CUALTUALES.

No conozco Totana pero me trae al recuerdo mi ciudad natal; Totana como Llerena tienen básicamente dos cosas en común: desde la Reconquista se lo deben todo a la Orden de Santiago de la Espada: son repoblaciones suyas, una en la Provincia santiaguista de Castilla en los antiguos Reinos de Murcia/Castilla y otra en la también santiaguista Provincia de León en los también antiguos Reinos de Sevilla/León; a la vez ambas en sus desarrollos poblacionales se originaron en un curioso fenómeno denominado “descastillamiento”; éste fue el hecho restaurador consecuente con la repoblación cristiana que hacía bajar la población desde los altos fortificados y defensivos de época musulmana a los llanos abiertos labrantíos y ganaderos, Aledo y Reina respectivamente; en ambos casos además bajaron a nuestras hoy ciudades las cabezas rectoras de los antiguos donadíos reales a la Orden ya como nueva cabeza de Encomienda o ya como cabeza del “Castillo Terminado” finalizando en el caso llerenense como capital administrativa y aún episcopal de la Orden; incluso totaneros y llerenenses tenemos en común nuestras respectivas “ribera de los molinos”.
Por contra totanera en Llerena no existe ninguna tradición o relación eulaliense; y es que mi ciudad natal es el contrapunto mariano del Monasterio santiaguista de Tentudía: mi amigo José María Lepe de la Cámara, él mismo y su propia grandeza humana e historiográfica, decía que la aparición al lusitano/portugués don Pelayo Pérez Correa de la Virgen de la Granada en un granado hortelano en ocasión de su reconquista era pura leyenda...; claro que la santiaguista y maestral, también llana, Llerena no podía ser menos mariana que la alta y fragosa Tentudía.
Pero este marianismo de don Pelayo Pérez Correa, como el marianismo de Don Pelayo Primero el de Covadonga, me sabe más a posterior urdidura tonta que no a piadosa mentirijilla; o aún mejor es una falsificación historiográfica; que la zona de Tentudía es un solitario islote mariano en un mar eulaliense santiaguista (desde el norte de la actual provincia de Huelva hasta la mitad sur de la Baja Extremadura con la ciudad de Sevilla incluida).
Y es que Pelayo Pérez Correa, indudable alter rex, distinguióse por su eulaliensismo fuertemente militante frente al marianismo fuertemente militante de su príncipe y, luego, rey Alfonso X el Sabio.
Ambos, entretanto ponían fin a la auténtica Reconquista, situaron frente a frente sus respectivas diferencias cultuales y litúrgicas; Santa Eulalia y la Virgen María, uno como continuador de la tradición ritual Romano-Visigótica marcada por el Libro del Apocalipsis y el otro como impulsor de cultos provenientes de Oriente con Mérida como patria hispana de ambos cultos y Señoras, la una Esposa de Cristo y la otra Madre, y ambas Vírgenes y Reinas.

MÉRIDA Y LA INTRODUCCIÓN DEL CRISTIANISMO Y DEL CULTO MARIANO EN ESPAÑA Y DE LOS CULTOS A SANTIAGO Y SAN TIRSO QUE TAMBIÉN SUSTITUYERON AL DE SANTA EULALIA
O DE QUE EN LA ANTIGUA HISPANIA LAS LUCES DE ORIENTE SIEMPRE LLEGARON POR EL OCCIDENTE EMERITENSE.

La existencia del Cristianismo organizado episcopalmente en Augusta Emerita es un hecho asumido por todos los modernos investigadores de la Historia de la Iglesia española; pero a este hecho singular se le añaden en Mérida los inicios documentados de los cultos de la Virgen María, de Santiago y de San Tirso, cultos que, a la postre, sustituyeron siglos después, el propio culto a Santa Eulalia y eliminaron su preeminencia aún habiéndose basado todos en él como referente; afortunadamente para el culto de la Virgen María sus partidarios no recurrieron a engañifas ni trapisondas.
Los cultos de la Virgen María, de Santiago y de San Tirso están atestiguados documentalmente por una misma lápida emeritense correspondiente a la consagración de una iglesia dedicada a Santa María “princesa de todas las vírgenes y reina de todos los pueblos de España”; en ella se hace primera relación de la deposición hispana de reliquias pertenecientes a San Tirso y Santiago Apóstol.
De la espúrea sustitución de Santa Eulalia como patrona de la Reconquista por el Apóstol Santiago ya me he pronunciado en anteriores ocasiones; también en Asturias respecto de la Virgen de Covadonga; pero lo mismo sucede con San Tirso para cuya legitimación martirial hispana y carta de naturaleza toledana le hacen aparecer en la Pasión de Santa Eulalia como su inspirador -y tiempo habrá para explicar la extrema maldad de esta malévola asociación...-.
Sobre los orígenes emeritenses del culto a la Virgen María los he tratado recientemente en la REVISTA OFICIAL DE SEMANA SANTA DE MÉRIDA de 2005; en ella escribía que...
- “ORIENTE Y EL CULTO A LA VIRGEN MARÍA.
Oriente no sólo dio origen a las representaciones de la Virgen María sino que también creó la idea que de ella veremos plasmada en Emerita; este hecho sucedería una vez que el II Concilio local y V universal de Constantinopla, celebrado en el año 553, había establecido la perpetua virginidad de María .
Por tanto la idea que se plasmaría en Emerita en el siglo VI no fue la del futuro dogma de la inmaculada concepción (entendida como preservación del pecado original); los orientales, continúa G.I. Söll, fomentaron, en cambio, la fe en la asunción y en la mediación espiritual de María y la ensalzaban como Reina. ”
Es decir por vez primera los tratadistas cristianos equiparaban a la Virgen María con los Mártires y la introducían en Occidente; pero lo hacían sin apoyatura en el Libro del Apocalipsis por la evidente razón de que la iglesia Oriental no lo tuvieron por libro canónico.
- “SAN FIDEL Y LA DEDICACIÓN A LA VIRGEN MARÍA DE LA CATEDRAL EMERITENSE.
La dedicación de catedrales a la Virgen María fue una práctica generalizada en la Alta Edad Media; pero este hecho comenzó de forma original en la ciudad de Emerita en el siglo VI durante el pontificado del obispo greco-emeritense San Fidel; y así leemos en el Libro de las Vidas de los Obispos Santos Emeritenses: Entrando en la Iglesia de Santa María, que hasta hoy se llama de Santa Jerusalén.
Así por el Libro de las Vidas de los Obispos Santos emeritenses sabemos que la catedral de Mérida se había denominado “Santa Jerusalén”, como las otras catedrales metropolitanas hispanas; pero a partir del pontificado de San Fidel la catedral emeritense tomó una sobredenominación mariana y comenzó a ser conocida como “Nuestra Señora de Santa Jerusalén”; se plasmaba así la visión oriental de la Virgen María como mediadora y reina celestial” adquiriendo en Occidente los poderes mediadores de los mártires y sus prerrogativas jurisdiccionales para crear estados.
Y terminaba mi artículo diciendo:
- “CRONOLOGÍA:
Este hecho ha de situarse en el período de dominación bizantina del sur de España, éste que, había comenzado en el año 551 y completado en el 554, finalizó en el año 572; entonces Leovigildo conquistó las ciudades de Córdoba y Málaga a los bizantinos ; la de bizantinos es la denominación historiográfica actual de aquellos “griegos”, San Paulo y San Fidel, de nuestro Libro de las Vidas de los obispos santos emeritenses, últimos miembros eclesiásticos del Imperio Romano en Emerita”.
Con la implantación del culto mariano en Emerita a través del obispo San Fidel, el último obispo romano aunque de Oriente, se cerraba el ciclo cristiano romano y se aunaban en época visigoda y con presencia bizantina los cultos básicos de la Iglesia Occidental hasta el presente.

MÉRIDA Y LAS GALIAS O SUS TRAVASES CULTUALES: MÁRTIRES, OBISPOS SANTOS Y SANTOS NO OBISPOS.

De todos es sabido que durante el Imperio Romano la actual Francia e Hispania estaban íntimamente unidas como demuestra la pertenencia de ésta a la Prefectura de Las Galias; consecuentemente el trasiego entre ellas incluyó todo tipo de relaciones incluidas las religiosas que directa o indirectamente siempre llegaron a la antigua Augusta Emerita o partieron de ella; desde el punto de vista religioso los Concilios antidonatista de Arlés del año 314 y el antipricilianista de Burdeos del año 385 podrían haber hecho posible las primeras relaciones directas entre los obispos hispanogalos.
El Cristianismo y las peregrinaciones a sus santos lugares, tanto de Palestina como de cualquier lugar del mapa martirial europeo, están íntimamente asociados; por ellas no sólo se afianzaron los cultos en sus lugares de inicio sino que también se divulgaron a través del trasiego de reliquias y de peregrinos; y si en Hispania los cultos de Santa Eulalia o de San Vicente van a Francia desde Francia vienen a España en un segundo momento tanto sus obispos santos como sus mártires y sus propios santos.
Mérida llevó a las Galias a Santa Eulalia pero es menos conocido que las Galias durante el período gótico introdujeron una nueva forma de culto en Hispania, las primeras no martiriales: la de los confesores y de los obispos santos; el paradigma de los primeros fue San Martín de Tours y habrá que confirmar si se debió a la peregrinación ad Eulaliam Emeritae de su predecesor y divulgador Gregorio de Tours su introductor en España.
Las Galias apenas si debieron tener mártires reconocidos; por ello introdujeron el culto a los obispos que sobresalían por sus virtudes cristianas; paralelamente con ellos introdujeron el de los mártires no sangrantes o de voluntad que no alcanzaban el episcopado.
Y Mérida, la ciudad más gala de Hispania, incluso desde su propia fundación por Augusto, fue la primera ciudad española en contar con obispos santos -San Fidel, San Paulo, San Mausona, San Inocencio- y aún impuso la santidad de clérigos equivalentes como el abad africano Nancto.
Y en buena avenencia uno de los primeros santos de voluntad no obispo ni sacerdote de nacionalidad gala, San Waningo, recibirá la corona de santo por su devoción y patrocinio eulaliense hecho que se inscribe en el Ciclo Franco-Eulaliense, esencialmente de carácter Trinitario.

EL CULTO MARTIRIAL Y MARIANO EN HISPANIA.

Hasta el siglo XI por razones de idiosincracia, según él, las iglesias hispanas no se dedicaban a santos que no hubiesen sido mártires; lo dice Carmelo Viñas y Mey; pero en realidad la razón es que el culto martirial se impone inicialmente en Occidente por su exclusiva aceptación inicial del Libro del Apocalipsis como obra canónica respecto a Oriente; éste determinaba que los restos conservados de los mártires se situaban exclusivamente bajo el altar.
Mas en este siglo onceno la ofensiva definitiva para “desmartirizar” los títulos de las iglesias no viene preferentemente de santos comunes sino de la misma Virgen María; y ello por influencias galas de los cistercienses o la Orden del Cister; y así escribe J. Fernández Conde, que desde “el siglo XI, y sobre todo a lo largo de los dos siguientes, la devoción a María experimenta un auge extraordinario en todas partes. Los cistercienses, denominados popularmente “hermanos de Santa María” tuvieron mucho que ver en ello. Aparte de dedicar sus iglesias a María, la espiritualidad de los monjes blancos se alimentó durante mucho tiempo en las obras de San Bernardo, el gran cantor de las virtudes de la madre de Cristo...”.
Esta corriente, según el mismo autor, se inscribe “en pleno desarrollo del amor cortés”; claro que Fernández Conde desconocía que Santa Eulalia había preparado el camino: ella fue la primera mujer que entró en la Literatura cristiana - no apócrifa- y, por tanto universal, a través de Aurelio Prudencio Clemente y que ella es la primera dama del Amor Cortés y además es el primer y más principal personaje femenino de la literatura europea.

SANTA EULALIA/ PELAYO PÉREZ CORREA VERSUS LA VIRGEN MARÍA/ALFONSO X EL SABIO O UN REINO Y DOS “REYES” Y SUS RESPECTIVAS APUESTAS LITÚRGICAS Y CULTUALES.

Si la Reconquista cristiana comienza bajo el santo y seña de Santa Eulalia allá en las Asturias de don Pelayo otro don Pelayo, Maestre de la Orden de Santiago, comienza a poner fin a la Reconquista, en Andalucía y Murcia, que es la real reconquista de España, bajo el mismo santo y seña eulaliense.
No obstante ambos han pasado a la Historia como singulares hombres de piedad mariana: Nuestras Señoras de Covadonga y de Tentudía, respectivamente; sin duda no por méritos propios sino por impropiamente achacados en ambos casos.
Pelayo Pérez Correa como Maestre de la Orden de Santiago tuvo la misma personalidad religiosa tan perfectamente definida y activa como su personalidad militar. Y si su príncipe y luego rey se decantó por el moderno culto de la Virgen María él se decantó por el tradicional culto a Santa Eulalia de Mérida.
Con ello Alfonso X el Sabio seguía la tradición de sus antecesores y Pelayo Pérez Correa la mozárabe que era la romanogótica; en palabras de Jesús Antonio Serrano Garijo y Rolf Neuhaus: “La orden de Cluny, que dominó la corte castellanoleonesa a partir de la boda de Alfonso VI con Constanza de Borgoña en 1080, no sólo impulsó el Camino de Santiago y la difusión del arte románico, sino que acabó con el rito mozárabe, imponiendo el romano”.
En el Libro de la Montería vemos la dedicación de numerosas ermitas y lugares a la Virgen María a lo largo y ancho de los campos del reino castellano-leonés; pero en él también encontramos que la Orden de Santiago y, en su nombre Don Pelayo Pérez Correa, le muestra una pequeña réplica en lo que hoy es el corazón mariano de Andalucía; y allí en donde el rey Alfonso X el Sabio plantó una iglesia mariana Pelayo Pérez Correa erigió “cabe” otra iglesia olallense o eulaliense.: “En tierra de Niebla ay vna tierra que´dizen las Roçinas, […] Et señala damjnte, son los meiores sotos de correr cabo vn yglesia que dizen Santa Maria de las Rocinas, et cabo otra eglesia que dizen Santa Olalla...”.
N.B. Esta iglesia se conserva en el Coto de Doñana y es conocida como “casa de Santa Olalla” encontrándose próxima a la laguna del mismo nombre.
Pero este hecho singular de culto paralelo no es un hecho aislado; la Orden de Santiago, a partir de la Reconquista de Mérida, va situando el culto a santa Eulalia en sus vanguardias en la conquista del Al-Andalus sur una vez pasado el Guadiana.
Y en el reino de Murcia, la misma ciudad de Murcia es testigo eulaliense, vuelve a suceder lo mismo; y lo mismo había sucedido en Mérida hacia 1230.
Visto, pues, el conjunto deduzco que el maestre don Pelayo Pérez Correa y don Alfonso X el Sabio, es decir la Orden de Santiago y la Monarquía castellano-leonesa, poseían dos concepciones cultuales, rituales o litúrgicas diferenciadas; el Maestre continuaba la tradición hispanoromana-visigótica o la Liturgia Mozárabe, es decir la Romano-Visigótica, cuyo último pendón se sitúa como postrero baluarte en la que será la ciudad de Totana; por su parte el Rey imponía el culto a la Virgen María consecuente con la Reforma Gregoriana por los que había apostado la Monarquía castellano-leonesa a partir del Alfonso VI.

TOTANA Y LA ORDEN DE SANTIAGO, ÚLTIMO BALUARTE DE LA IGLESIA ROMANO-VISIGÓTICA HISPANA O MOZÁRABE Y DEL ORDEN GÓTICO... EMERITENSE/EULALIENSE.

Se sabe que la Orden de Santiago de la Espada en el conjunto de las Órdenes Militares
tanto nacionales como internacionales poseía peculiaridades propias: dependía directamente del Papa y no era de origen europeo sino de origen leonés aunque de consciente imitación de la templaria; incluso se podría añadir algo más respecto a su desapercibido leonensismo: su Regla era la de san Agustín; evidentemente la elección tenía como fin no depender de la Orden del Temple a quien tendía a sustituir.
Consecuentemente la Orden de Santiago de la Espada no era de obediencia Cisterciense como la Orden templaria y el resto de las órdenes militares incluso hispanas como la de Calatrava.
Este hecho pone de manifiesto no sólo las diferencias cultuales aquí expresadas sino el paradigma de Estado al que aspiraban Alfonso X el Sabio y Pelayo Pérez Correa el Cid Lusitano: acaso la Orden de Santiago pretendía la restauración del Ordo gótico astur-leonés... pero no toledano sino eulaliense; y posiblemente la Orden en tiempos de Pelayo Pérez Correa alimentase de forma subyacente la idea del Imperium gótico con capital en Mérida...
Según José Antonio Maravall todos los estadistas cristianos creían formar parte de este orden gótico y cuánto más debió sentirlo y quererlo aquel maestre que dirigía el único ejército permanente con caballeros y peones de todos los Reinos cristianos de Hispania “ Si cada uno de los príncipes cristianos sabe muy bien que su tierra es parte de España y si llaman, con valor de totalidad, España a la extensa tierra en poder de moros, esto indica hasta qué punto sentían sus propios ámbitos o territorios como parciales y dinámicamente lanzados a recobrar esa tierra a la que, como un miembro al todo, pertenecía la que cada uno de ellos dominaba.
Sin embargo el cuadro ideológico romano-visigótico y mozárabe subyacente en la Orden de Santiago de la Espada en la época de Pérez Correa sólo fue posible porque los caballeros santiaguistas se habían asociado a los monjes del Monasterio de Loyo; y éstos, que ya habían sobrevivido a la reforma Cluniacense del siglo XI, conservaban, en tanto que agustinos, como paradigma civil y eclesiástico el “Ordo Gótico” tradicional de la monarquía astur-leonesa; esta continuidad puede verse meridianamente en la dedicación de los conventos santiaguistas al Salvador circunstancia de la que me advirtió el investigador santiaguista D. Manuel López Fernández y para la cual ahora encuentro explicación.
La Orden de Santiago de la Espada, pues, fue la última defensora del Orden Gótico tanto religioso como político; a su vez fue Totana su último pendón geográfico a través del culto a Santa Eulalia allí implantado entonces en una alejada ermita y hoy alojado en el interior del corazón de los totaneros.

En la ciudad de Mérida a 30 de septiembre de 2008, año en que se conmemora el Primer Centenario de la creación del Himno “Gloria y Honor” cuyo estreno oficial se ofició en Totana el día 29 de noviembre de 1908.


* Secretario de la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia de la ciudad de Mérida.

artículo publicado en "Cuadernos de la Santa" Murcia 2008, Fundación "La Santa" de Totana
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N.B. Lamentablemente las notas a pie de página no son recogidas por el Portapapeles.

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