No sé por qué -o por cristiana caridad no lo digo- los números, las cantidades y las cuentas me agobian y casi me horrorizan... - ¿padezco, pues, de una discalculia selectiva?-. Sin embargo en el Mundo de las Líneas todo me es casi felicidad absoluta; en él me encuentro tan lleno como cuando veía el cine de verano en las noches sesenteras de Llerena...
Y es que las Formas se dejan llevar libremente por mis Ideas...
Y entonces puedo hacer Transformaciones inesperadas... y aunque yo nunca pueda elaborar la Piedra Filosofal sí podré transformar un Triángulo en una Línea y una Línea Recta, o pasmada y quieta, en una Línea Espiral -y tan sólo con un soplo...-
A mí me preocupaban tanto más estas cosas de pequeño; por ejemplo me enbargaba el silbido y la forma de producirlo.
Pero con los hilos con los que mi madre cosía yo pronunciaba palabras de colores; pues qué es una palabra o una frase sino un hilo de color - y vida- retorciéndose en espiral frente a tus ojos admirados mientras la anima tu airoso ánimo...
imagen procedente de www.terapiadejuego.es/
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