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Como las meigas haberlos háislos pero no son como aquellos bichos de la colza a los que se les daba un pisotón, tal como dijo el ocurrente ministro de Sanidad.
Mis bichos merecen un respeto; especialmente porque han reparado en mí y dirigen sus malas intenciones hacia mi persona y mis escasos bienes.
Y qué esperaba yo; ¿no era mi divisa y lema juvenil aquello de ladran,luego cabalgamos?
Pues, héislos ahí; pero no por causa de chulerías mías sino por ser consecuente con un principio genético: no consentirás el robo ni del sudor ni de la sangre de los tuyos.
Me dicen que son poderosos y peligrosos y que acechan; de mí ellos piensan otro tanto, pero yo no acecho porque siempre miro a los ojos y nunca muestro mis debilidades, si las tengo, cosa que sí hacen ellos...
Y del año 2000 al 2007 ha pasado un ciclo cuyo número es el muy cristiano siete ... ¡tate, que ahora caigo que en griego es theta¡