Aún conservo el Baúl, no el de la famosa Piquer, sino el de madre Conce, mi abuela materna; consecuentemente este baúl es de finales del siglo XIX.Como es lógico me gustan las antigüedades en casi todas sus especializaciones hasta el extremo de que pienso que mi cerebro es ya una especie de museo -a no dudar y en justa proporción mis genes también lo son-.
Y en este museo tú, como ser humano, tienes vitrina singular: en ella hay papel de estraza, sacapúa, goma dura de borrar y lápiz del número 3 para una caricatura en permanente realización (cuando es imposible repetir el natural al natural lo mejor es trazar todos los trazos con humor).
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