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Y si a tu fruto yo trepase y su nombre pronunciase ya andaría yo siempre fugitivo y errante y con una espada de fuego persiguiendo mis espaldas y me convertiría en aliento quedo de sal y las aguas me anegarían y habría de comer abrojos y retamas y no volvería a oler la miel que destila tu mirada ni a saborear tu piel de manzana...
Y si a tu fruto yo trepase la bella durmiente se transformase en negro, asquereso y repelente sapo...
[yo oscuro y desagradable sapo y sin embargo sin embargo también veo estrellas con gran énfasis y embargo].
Y entonces trinaba la luz una piedra blanca y un nombre con palabras blancas y blancas crestas de montañas blancas;
y las palabras blancas sabían a almíbar de fresas blancas injertadas en líquenes de agua blanca, muy blancamente blanca.
-Y una vez más Adán volvía al sueño; y Eva era entonces una palabra blanca blancamente blanca... o ¿era una nube gris grisácea?
3 comentarios:
¿Por qué nubes grises...?
según el principio de la asimetría siempre es posible algo y su contrario; confundirlos, a veces, resulta trágico, por ejemplo la talidomida.
Jeje, creador de palabras, no sé que es la talidomida.
Pero estoy de acuerdo con que la simetría nos rige, nos guía... sobre todo a las "luneras" de las emociones
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