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En algún libro de lingüística leí que los esquimales tienen casi cientos de palabras para designar las nieves.
O lo que es lo mismo las nieves, como si fuesen continuadoras de la filosofía de Heráclito, no siempre son las mismas.
Ocurre lo mismo con las yerbas; éstas además de ser diferentes según la ciencia y el vulgo -sin embargo por sus nombres no las conoceréis a todas- tienen colores, sabores, tactos y efectos secundarios que no siempre son los mismos.
Por ejemplo la ortiga, que es una planta bonita, cuando madura transforma su prestancia en algo feo y repugnante - y eso sin que exhale mal olor-, es decir alcanza el grado de berriondez.
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