Cuando María José se dispone a marchar hacia Cáceres yo le digo, no sin una fuerte dosis de mi "maldad" afectiva, que si yo fuese alcalde de Mérida pondría a la salidad de la ciudad un enorme cartel en el que se leyese: "Si vivieras en Mérida ya estarías disfrutando de tu hogar" y acompañaría al texto con acogedor salón en una inmensa fotografía.
Y es que las buenas comunicaciones que ya hay en Extremadura hacen posible que Mérida no sea casa habitación para muchos de sus trabajadores que , por esta causa, no se arraigan aquí.
Pero no todos "los forasteros" marchan a sus pueblos tras el trabajo; entre ellos se encuentran José Ignacio y Nuria; voluntaria y singularmente se han decidido por afincarse en la antigua capital lusitana; por ello su primera hija ha nacido emeritense y además, especialmente, recibirá el muy eufónico y romano nombre de Valeria.
Sin duda Valeria, tanto por razón de su nacimiento como por razón de su nombre, es la clara metáfora de la Nueva Mérida o uno de los puntos de arranque del futuro emeritense que toma la ciudad, en este caso, por su casa-jardilín de infancia.
Enhorabuena para tus padres y bienvenida para tí, Valeria, quienes van a vivir contigo te saludan.
1 comentario:
¡Qué peligro más clásico tiene Maese Antonio! Gracias por el saludo y la bienaventuranza.
j-ignacio.
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