Prohibido cantar...
el jueves y el viernes y el sábado santos en mi infancia estaba prohibido cantar para la radio y también para los niños. Y eran los días que más ganas nos daban de cantar.
En aquellos tiempos cuando queríamos correr por causas que se adivinan decíamos entre otras lindezas racistas, xenófobas, homófobas y antisistema:
- a juí que viene la guardiaciví (A huir que viene la Guardia Civil).
Curiosamente nunca corrimos delante de la Guardia Civil pero sí corrió detrás de nosotros un guardiamunicipal llamado "patagoma" - éste era un mutilado de guerra con más miedo...-: si la familia de mi padre no hubiese sido de orden, en la nomenclatura política de entonces, le habría buscado un buen lío ya que vivía al lado de un amigo de mi padre y al equivocarse él de casa, recién llegado a Llerena, mandó investigarle; eran tiempos, a pesar de las purgas exhaustivas que se realizaron sobre los ferroviarios, que aún ser ferroviario equivalía a rojo empedernido e impenitente.
- maricón el último.
- quién se viene, quién se queda, los judíos se lo llevan.
Entonces la mendicidad era un delito salvo para quienes tenían permiso del Gobernador Civil para mendigar o pordiosear -por déme usted una limosna por amor de Dios-; entre ellos estaba el Requeté; éste además de mendigo, tanto monta, monta tanto, era alcohólico y cuando venía a Llerena desde Cantalgallo motivaba nuestras más perversas maldades infantiles; mi padre me contó que había sido ferroviario y que como tal lo había conocido pero no se sabe por qué razón dejó el M.Z.A. en la estación de Villagarcía de la Torre y se dedicó a mendigar; recuerdo que era el paradigma infantil del hombre al que no le gustaba el trabajo, es decir, según la terminología de entonces, que era un perro.
Algún día trataré de estos perros llerenenses, siempre pobres y alcohólicos y algunos deficientes intelectuales.
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