
y para convencerte yo me hubiera convertido en horóscopo de buenos augurios...
y con el corazón en la mano te hubiese leído en él el futuro como un paraíso...
o en los surcos de tus manos hubiese plantado semillas de la flor del amor...
o en los reveses de tu vida hubiese tendido un bálsamo de lágrimas reconfortantes...
y para convencerte yo me hubiera convertido en una lágrima húmeda de cristal de adivinanzas...
y con el corazón en la mano te hubiese escrito en él el futuro como alegría de paraíso...
Pero ya ves no hay más cera que la derretida:
El próximo tren, el de las veinticuatro horas, situado en el último andén y en la vía muerta, tiene vía libre...
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