podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

martes, abril 22, 2008

MISCELÁNEA DE VIVENCIAS Y SENTIMIENTOS

yo debiera ser un hombre feliz por mil y algunas más razones en forma de cuentos de existenciales; por ejemplo ese que narra que el amor es un niño siempre naciendo y sonriendo y haciendo gorgoritos y restregándose los ojos por el sueño.
Yo debiera ser un hombre feliz, bastante feliz porque además tengo un huerto de labor con rosas de olor, de las antiguas o de té; pero es que además en él me siento como Yavé en el Paraíso: no todo son satisfacciones y los más bellos proyectos se estropean: es bueno que llueva pero las plantas de las berengenas no lo llevan bien porque caen al suelo, se embarran, no transpiran y consecuentemente mueren.
Y es que no hay felicidad completa; quizá esté más allá de la utopía o de la irrealidad: la felicidad completa es el nirvana absoluto, un sistema cerrado en el que nada se crea ni nada se transforma, inalterable en el que ni la sonrisa no es posible por ser muy ruidosa.
Ayer volví a leer un poco de la vie de Marie Curie, la mujer que según Eugéne Canseliet, apartó del camino de la Piedra Filosofal a Pierre Curie.
Y por enésima vez recuerdo el Punto Curie en el que según las investigaciones fractuales se dan las transformaciones en los fenómenos naturales, sociales o las especulaciones en bolsa...
Pero yo debiera ser feliz; la Piedra Filosofal puede ser realmente un libro que de canto caiga sobre mi cabeza y en vez de propinarme una ración de sabiduría me hace un chinchote -¿se curaría con aceite y también con una moneda de euro?- y me aturde.
Pero yo debiera ser feliz, muy feliz; mañana iré a un lugar encantador situado en las proximidades de Sevilla: El Castillo de las Guardas.

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