podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

lunes, abril 28, 2008

TRATADO INICIAL DEL CIELO O LA ENORME SERIEDAD DE UN GRAN JARDÍN DE INFANCIA, III.


Fue el Cristianismo el primer movimiento intelectual que propuso las dos primeras “proporciones divinas” de los seres humanos a través del Sistema Romano de Numeración y de los Valores Numéricos asignados a la Virginidad y al Martirio. El número de la “naturaleza del paraíso” está representado por el “Número” que nosotros denominamos de Santa Eulalia de Mérida.

La perfección del número se manifiesta, siempre según San Isidoro, quien ahora sigue a Euclides[1], en el hecho de que consta de tres partes: sexta, tercia y mitad (10, 20 y 30) que, sumadas entre sí, dan el número 60[2].

De otra parte si los matemáticos tenían por su número perfecto el número seis Vitrubio remarca su perfección con el hecho de que esta perfección alcanzase también al 10, el otro miembro de la multiplicación, ahora según los filósofos[3].

Los números 60 y 100, considerados elementos de un mismo conjunto, declaran a Santa Eulalia como un personaje a quien se le ha conferido Divina Proporción[4].

La aplicación a la figura espiritual de los mártires de esta Divina Proporción bien pudiera ser un hecho original y excepcional; en principio sólo habría sido aplicada a las obras de Arte de la Antigüedad.

Su aplicación se basaría en el hecho de que el “Cuerpo Humano”, especialmente el de los mártires, que en el martirio alcanzan la reconciliación, recobran el “cosmos” perdido por el pecado, es decir la “divina proporción” del Edén.

Si transformamos los números 60 y 100 en un segmento resulta:

­­­ _______________________________

A 60 B 100 C

es decir: AC/BC= BC/AB= 160/100= 100/60= 1´6 ≈ 1’666.≈ o bien 1≈ 1[5]”.

La división áurea de un segmento o división en media y extrema razón supone que “el total es al mayor como el mayor al menor[6]” de los segmentos.

En esta proporción[7], que es la descrita por el Apocalipsis de San Juan a través del Número del Hombre o de la Bestia, podemos describir dos elementos contrapuestos que producen armonía: de una parte 1´6[8] que representa lo limitado y 1´666[9] que representa lo ilimitado[10].

En palabras de Fatás y Borrás se da, pues, una sensible aproximación a la “divina proporción o regla de oro[11]” renacentista entre los números eulalienses 60 y 100, ya que “casi” puede realizarse la división exacta[12] del segmento a que da lugar en razones extremas y medias[13].

Según Claudi Alsina y Enric Trillas en Arquitectura no siempre se da una sujeción exacta al Número de Oro; así señalan la altura de la Pirámide Keops[14]; idéntica es la opinión de Claudio Favier Orendain[15]. En realidad, como pone de manifiesto Warusfel, “la relación de un número con respecto al precedente [sólo] tiende a un valor límite...[16]”.

Como quiera que según la interpretación cristiana, expuesta por José Ferrater Mora, la Naturaleza es parte del Hombre[17] la auténtica “divina proporción” paradisíaca no la establece el “número de oro”o Φ= 1´61803399.

La Divina Proporción Paradisíaca tanto de la Naturaleza como del Hombre, de quien esta es siempre reflejo, es ευ ( léase eu) = 1´6, es decir el “número de Santa Eulalia de Mérida” según su “Pasión”.


[1] p. 119 libro VII, Prop. 23.

[2] Vitrubio denomina a estas partes sextante, triente y semise. p. 69.

[3] “Los antiguos estimaron perfecto el número diez... Platón.”. p.69.

[4] La expresión “divina proporción” fue introducida por Kepler (p.236 ver Alsina y Trillas) en el siglo XVI pero, evidentemente, no su concepto.

[5] proporción que, en honor de Santa Eulalia, denominaremos “Ευ”.

[6] p. p.237, ver Alsina y Trillas.

[7] André Warusfell denomina a este hecho matemático “La Paradoja de Lewis Carrol”. p. 96.

[8] por ser un decimal exacto.

[9] es un número racional periódico puro.

[10] p.95, ver Poratti, “El pitagórico Filolao [dice que los principios son] el límite y lo ilimitado... De ellas se han generado las estaciones y todo cuanto es bello para nosotros, al haberse mezclado las cosas ilimitadas, y las que tienen límite”. [Filolao] fue el primero en publicar los [libros] pitagóricos, [a los que tituló] Sobre la Naturaleza, cuyo comienzo es éste: “La naturaleza en el cosmos está compuesta armónicamente de cosas ilimitadas y cosas limitantes, tanto el cosmos en su conjunto como las cosas que existen en él”.

[11] p.191.

[12]Compárense los valores de “Ευ” y el valor del Número de Oro Φ= 1,61803399

[12]. En el caso que nos ocupa existe una pequeña discordancia de una sola décima para que “Ευ” sea “Φ”; no obstante María Luisa Puertas Castaño interpreta que Euclides ya conocía la proporción“Ευ”: “Euclides no se plantea la noción de proporción en los mismos términos que otros autores anteriores o posteriores que definen la proporción como “igualdad o semejanza de razones”. Por otra parte, habla normalmente de números “continuamente proporcionales” en el sentido de “proporcionales en orden, o sucesivamente.

[13] p.236, ver Alsina y Trillas

[14] p. 246.

[15] p. 90: “ Si el cateto menor (A) tiene valor de uno se obtiene un número inconmensurable de infinitas decimales (5+1) 2= 1,618..., que para mi propósito, más plástico que aritmético, puede redondearse en 1,6”.

[16] p.94.

[17] p.30, 1984.

fragmento del libro SANTA EULALIA DE MÉRIDA, LA GRANDEZA DE LO PEQUEÑO, Artes Gráficas Rejas, Badajoz, 2004.


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