A mí que no me amenacen con lanzarme una estrella; que yo estoy acostumbrado a jugar con ellas y en cogiéndolas hago, literalmente, maravillas; p. e. me cojo una estrella de un color y otra de otro color, y a pesar de que están malditas, de fruto multiplicado le saco un caracol y además estilizado; o cojo la misma estrella y le miro las líneas e interpreto todo su alfabeto y toda su lengua y su vocabulario y su sintaxis y su fonología y su semántica, y...
Bueno, yo, como todos los héroes de cuento tengo mi talóndeaquiles: entre ellas Ástere, aunque no creo en la influencia de los astros, es una estrella que ejerce gran influencia en mi ánimo y ánima -ya trateré algún día de su posición y de su catasterismo.
Y en noches de luna llena o nubladas me hace aullar lastimosante...
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