Sí, lo asegura y lo demuestra nuestra tortuga Lines que, al verme, corre desaforada a situarse sobre mi zapato mientras alza el cuello mirándome fíjamente o se dispone a comer un trozo de fino jamóndeyork de mi propia mano -hoy he sentido su curioso y contundente mordisquillo en un dedo-.
Sí, yo no soy tan peligroso...
Bueno, como algunas personas saben, me gusta embarroquecer algunas de mis intervenciones diarias; pero lenguaje tan festivo y rimbombante no es nada irónico; por favor no confundir mis muestras de alegría sana que sólo uso con gentes de mis afectos. Cuando ironizo se me nota a la legua...
Las ironías yo no las fabrico ni las invento; meramente las observo por dedución y las expreso por caridad: como aquella del anarquista que tiene por nana una canción dedicada al Ché o la de aquel comunista que como los cerdos ibéricos es político con el mínimo exigido: 50% de derechas y de izquierdas (¿al marcar el paso en la mili no se le marcarían de forma indeleble estas palabras como "pograma" político en sus neuronas?; al parecer en las generales y autonóminas vota I.U. y en los plenos municipales vota P.P.).
Bueno pues ni para este indeseable, indocumentado, inetc.,[repárase en el nuevo neologismo] soy nada peligroso pues que hace tiempo me convertí en suave, lanudo, tan blando por fuera que diríase todo de mí de algodón que no tiene ni huesos ni ternillas...
Nuestra tortuga Lines así lo demuestra y nada teme de mí; y es que yo no soy juez para echarme sobre tanto facineroso como abunda dentro de la Ley y del Orden.
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