Cuando el hombre llega al punto de no buscar su consuelo en ninguna criatura, entonces comienza a gustar de Dios perfectamente y está contento de todo lo que sucede.
Kempis, Liber Primus, cap. XXV.
y en el reverso de esta transcripción escribía yo en abril de 1976:
Cuando rías
observa el llanto de tus hermanos
que sol a sol y luna a luna
deshacen sus huesos en el trabajo.
Cuando descanses
mira al obrero y al campesino
que día a día y sudor a sudor
destruyen sus vidas,
Cuando vayas a misa
no rezes beaterías
sino pídele a Dios fuerzas
para llevar el cansancio de tus hermanos.
Clávate entonces en la cruz
que llevan tus hermanos....
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