

Andaba yo por la calle cuando vi una bellísima flor y pensé, por tanto creí, que eras tú; y eras tú, a no dudar, con tantos pétalos como belleza, perfumes y gracias.
Pero no diré tu nombre; dicen que tales flores se deshojan al pronunciarlas...
De todas maneras: gracias, no todos los días una estrella se digna bajar a la tierra y quedarse conmigo en ella.
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