La Historia no sólo es lo que encuentran los arqueólogos e interpretan los historiadores o los filósofos; la Historia, fundamentalmente, es lo muchísimo que ocultan los constructores - así el oficio de arqueólogo también tenía ¿o aún tiene? algo de antiguo gitano tratante-.
Bueno, pues esta singular interpretación de la Historia no le llega a todos y a, falta de capacidad para historiar y filosofar sobre la Historia, motivan a los construtores a que oculten la Historia
(de todas las formas si consideramos la Historiografía también como un proceso todos son elementos conformantes).
Es entonces cuando comienzan tales a excavar bajo los pies de los molestos arqueólogos que, por evolución y mimetización personal, se dejan excavar y enterrar en paz.
Y es que un arqueólogo sobre Augusta Emerita aún, cien años después, es más inconveniente que un periodista en una guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario