
Nuestra alegría y nuestro contento fueron escritos con los mejores versos de las mejores plumas.

Y es que el uno para el otro recogíamos el amor como llovido en copos de corazón desde el Árbol del Amor.

Y tú eras feliz:

Y yo era feliz, muy feliz

porque ambos éramos eternamente felices.

Lo proclamaban tus labios, rojos como el atardecer.

Y tus labios lo proclamaban en todas las lenguas:


y todo porque un niño jugaba a lanzar flechas de amor y de pasión y de corazón

y a lanzar cartas de amor en besos y en versos de pasión


Y las flechas de amor lanzadas y las cartas por los labios signadas multiplicaban nuestros corazones
en corazones eternos.