podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

martes, junio 05, 2007

ASESINAR LA HISTORIA...


asesinar la historia…
sí, sí asesinar la historia.
cuando me he despedido esta tarde de José Antonio he sentido como haber perpetrado un historicidio.
y es que he decidido, aunque no unilateralmente, dar por terminada, es decir abortar, una preciosa HISTORIA siendo él el primer conocedor del hecho y el máximo animador a que no renunciase a colmarla.
lo siento, pero cuando superas determinada edad las aventuras historiógraficas sin puerto de arribo convenido no merece nadie -pasado, presente o futuro- el ímprobo sacrificio.
yo no concibo la historia ni como una tragedia ni como una heroica resistencia...
la historia no es casi como una poesía...
adiós cientos, miles de documentos de vida aún latente y de carnes en genes presentes y de espíritus prestos a manifestarse, de mil y una sencillas querencias y de miles de felices e infelices nacencias, de barruntos obligados y de adivinanzas imposibles, de sueños irrealizables y de olvidos forzados, de cotidianidades vanas y útiles, de bondades precisas y de maldades malquistadas, de silencios no callados y de palabras como parábolas.
y es que no habría población pequeña que contase con tanta información ni con tantas implicaciones para explicar y entender otras Historias mayores.
adiós una HISTORIA con tantas flores como semillas pero con tanta sequedad como flores y semillas.
pero la falta de riego no es mía; siempre supe de los mejores acuíferos y de los mejores sistemas de riego (el huerto es un tesoro si el hortelano es un moro)…
pero yo -que sólo me cuento los dedos- no contaba con tanto teatro espectáculo ni tanto espectáculo esperpento.
La bonita historia de Caperucita Roja