Hace treinta años yo tenía cuatro años más que los diecisiete de la canción; por tanto mi vuelta hubiera sido a los veintiuno;
yo entonces era un iluso y un ilusionado, como tantos, que corrió graves riesgos, como tantos;
pero aquello, incluidos los temores y los miedos, mereció la pena; no hemos alcanzado ningún Paraíso pero sí, al menos, parques y jardines...
Pero también muchas utopías se han transformado en esperanzas.
y lo mejor que hemos descubierto es que nadie es bueno o malo por su ideología (es lo peor de las dictaduras).
29 AGOSTO 1976.
Este día es un pretexto
para decir que
la eternidad es como un mendrugo
que todos los días cumple Dios.
Mi edad es una música y un vértigo.
Hoy cumplo un pueblo, un niño
y un pañuelo verde en la pierna
que crece hacia el olvido.
Esta noche se me viene a las manos
un par de muertos antiguos
y ya no conozco la cara de mi casa.
Quiero hacer los días que restan
sin bisturí, al pie de un verso nuevo
y no cumplir 21 años
sino 21 guitarras de un planeta en movimiento.
Modestamente creo que aquel sueño poético en parte se ha hecho realidad.
