yo...
no hay en el mundo más bello que él lanzándose contra mí para abrazarme
ni nada más hermoso que la sonrisa de ella expresada para mí reconociéndome sin tribulaciones...
ellos y ella ...
me dieron la vida
y su expresión;
por eso ríen y gozan
conmigo
y en su sufrimiento sufrimos...
pero como entonces hechores y consentidores todos pag[rá]n por igual.