podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

domingo, agosto 12, 2007

EN DEFENSA DE LA ORDEN DE SANTIAGO.

La Orden de Santiago de la Espada, ya sea por su natural naturaleza matamora o por su propia especificidad -fueron los primeros papistas a lo jesuita y los primeros freires dispensados del voto de castidad- no tienen buena historiografía en Extremadura ya sea desde Mérida o desde el concejo de Badajoz (cuestión de modas).


Dado que en feliz y acertada definición de mi amigo José Caballero soy "emeritense de Llerena", la ciudad santiaguista por excelencia, posiblemente yo sea más comprensivo hacia el papel de la Orden...
......................................................................Presidencia de la Junta de Extremadura, ......................................................................¡¡¡antiguo¡ Conventual de la Orden de Santiago.
Pues sí, la Orden de Santiago de la Espada tuvo una importancia desmesurada en la "Extremadura"de la Edad Media; tanta que nuestra Comunidad extremeña le debe gran parte de su territorio meridional; la Orden hizo frente y puso coto, es decir límite, al ansia expansionista del Concejo de Sevilla, patrocinado éste por la ignorancia del rey Alfonso X el Sabio que, acaso por tanta sabiduría, tenía una idea pliniana o sevillana, es decir, falsa de los antiguos límites entre Bética y Lusitania (el Guadiana).


Por cierto el Concejo de Sevilla aún después de la Edad Media siguió pujando por poseer la Baja Extremadura y de aquí su control jurisdiccional no religioso de Frexenal hasta el siglo XIX - prueba de que no fue territorio bético- o la compra de la emeritense aldea de Almendralejo (este vergonzoso hecho se produjo bajo la Administración de la Orden de Santiago por Felipe II, si mal no recuerdo).
N.B. Creo que ya es llegado el momento de que la historiografía aplique menos moralina en sus apreciaciones y que el estudio de los hechos sea sustituído por el de los procesos; así por ejemplo deduciríamos que el fin de los Maestrazgos extremeños supuso la ruina económica de Extremadura que sí existía como unidad geográfica y económica o que los caballeros modernos de la Orden de Santiago bajo control realista eran muy "cobardes"; por ello algunos, como Francisco de Quevedo, sublimaban la espada matamora en mandoblazos literarios...