Desde mi hontanar te llamo, voz amiga,
empozando el lamento del destino.
No tengo corazón cruel ni mezquino
pero me siento triste y con fatiga.
Si quieres escuchar mis oraciones
un corazón feliz te está esperando
y un tupido rosario está anhelando.
la unión de dos distintas comuniones.
Mis ojos se durmieron en un pliego
cansados de mirar esta presteza
que en las altas colinas es destreza.
Bañan sueños inútiles mi mente
ávido portador de mí, demente,
y pierdo la existencia. Estoy ciego.
Llerena 1970.
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