A eso de las cuatro de la tarde, tras la obligada siesta del sábado, me he ido a Calamonte; he preparado la mula mecánica y aplicándole el truco adecuado la he puesto en marcha al segundo intento.
La tarde era menos agradable que la de ayer por causa de las nubes y por razón del viento; sin embargo, la mula me ha hecho sudar y he puesto los medios para evitar el fatal enfriamiento.
He roturado gran parte del hortal y todo el espacio que dedicaré esta temporada a los cultivos de verano: tomates, pimientos, berenjenas, calabaciones, pepinos, etc.
Con motivo de esta nueva temporada voy a poner un nuevo sistema de riego basado en el riego por goteo.
Pese a la sequía el terreno, cubierto por una espesa capa de hierba bastante rala, se encuentra bastante húmedo; entre las hierbas, malas yerbas, sobresalen las hortigas y las malvas.
Sólo al final he escuchado el trino de los pájaros...
¡Qué paz y qué tranquilidad¡
¡Quién lo iba a decir unos años atrás...¡
Por cierto y, en concordancia, algún día comenzaré desde este hortal una Historia de los Jueces y Magistrados de Mérida con detenimiento preciso en la sentencias del juez okupa; pero, acaso, como complemento también la historia complementaria de un alcalde felón, falaz y falsario, e incendario...
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