Yo sé que si un día se me concede un premio Nobel alguien que bien conozco me espetará con sumo cabreo, enfado y enojo: ¡Ya te dije yo a dónde ibas a llegar con tanta tontería¡
Yo sé que si un día se me concede la muerte alguien que bien conozco me espetará con sumo cabreo, enfado y enojo: ¡Ya te dije yo a dónde ibas a llegar con tanta tontería¡
Yo sé que si un día se me concede una sonrisa y luego muero alguien que bien conozco me espetará con sumo cabreo, enfado y enojo: ¡Ya te dije yo a dónde ibas a llegar con tanta tontería¡
Yo sé por tí tantas cosas...;
Yo sé por ti tantas cosas... todas impropias de tus diccionarios y de tus enciclopedias, de tus biografías, de tus ilustraciones, de tus periódicos, de tus televisiones...
Yo sé por ti de tantas tonterías que las tuyas, con disfraz de seriedad grave y palabra de control existencial absoluto, las oculto por pudor y vergüenza: tú no tendrás ningún momento no ya de bendita y bendita locura bendita sino tan siquiera tú no tendrás ningún momento de la más mínima alegría y vida.
A mí nunca me concederán ningún nobel; ni tan siquiera me concederán ningún “ciudadde”; pero habré vivido y atrás habré dejado una vida vivida vívidamente, acaso sin biografía ni personaje, pero vida entera ni semidesnatada ni baja en calorías...
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