Yo, a quien el cielo no le dio la gracia de la pintura, hacía unas láminasperfectas de pájaros...
El cielo, por contraste, le había dado a mi madre esta gracia, junto con otras muchas gracias, y me sustituía en tan engorrosa actividad bachilleril.
Tal era mi rechazo al dibujo artístico que estuve por dejar de estudiar en tercero de bachillerato.
Luego me enteré que mi visión no era la más adecuada para establecer proporciones, formas, coloridos, etc.
Además utilizaba unos lápices de colores que no eran de la marca "ALPINO" y que proporcionaban a los dibujos como más grosor y luminosidad menos matizada pareciéndose su tacto visual al de los lápices de cera.
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