"Otras ceremonias, muy del gusto de la multitud, celebrábanse también allí durante el bello período medieval. Una de llas era la Fiesta de los locos - o de los sabios- kermesse hermética procesionaria, que salía de la iglesia con su papa, sus dignatarios, sus devotos y su pueblo,- el pueblo de la Edad Media, ruidoso, travieso, bufón, desbordante de vitalidad, de entusiasmo y de ardor-, y recorría la ciudad... Sátira hilarante de un clero ignorante, sometido a la autoridad de la Ciencia Disfrazada, aplastada bajo el peso de una indiscutible superioridad.
¡Ah, la Fiesta de los Locos, con su carro del Triunfo de Baco, tirado por un centauro macho y un centauro hembra, desnudos como el propio dios, acompañado por del gran Pan; carnaval obsceno nque tomaba posesión de las naves ojivales¡ ¡Ninfas y náyades saliendo del baño; divinidades del Olimpo, sin nubes y sin enaguas: Juno, Diana, Venus y Latona, dándose cita en la catedral para oir misa¡ ¡ Y qué misa¡ Compuesta por el iniciado Pierre de Corbeil, arzobispo de Sens, según un ritual pagano, y en que las ovejas de 1220 lanzaban el grito de gozo de las bacanales: ¡Evohé¡¡Evohé¡, y los hombres del coro respondían delirantes:
Haec est clara dies clararum clara dierum¡
Haec est festa dies festarum festa dierum¡
[¡Este día es célebre entre los días célebres¡
¡Este día es de fiesta entre los días de fiesta¡]
FULCANELLI, El misterio de las catedrales, Plaza & Janés, Barcelona, 1972, pp.48 y 49
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