En ocasiones Eulalia y Jesús,
sentados a la sombra de la parra,
se tuteaban:
que tu te ti contigo;
que yo me mi conmigo.
Y, a veces, a Jesús y a Eulalia,
sentados a la sombra de la parra,
hasta los labios se les enredaban:
que yo te mi contigo
que tu me ti conmigo.
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