podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

miércoles, enero 09, 2008

DE FRONTERAS O PRECEPTIVA PO y ÉTICA.










RESTITUCIÓN DE LAS FRONTERAS MERIDIONALES DE LUSITANIA: LAS DIOSAS ROMANAS FERONIA Y SEGETIA, EL DIOS CELTA BOTIUS Y SANTA EULALIA, HITOS FRONTERIZOS DEL TERRITORIUM DE LA COLONIA AUGUSTA EMERITA Y DE SUS MUNICIPIAS FRENTE A LOS TERRITORIOS DE LAS PROVINCIAS DE BÉTICA Y TARRACONENSE.

Según el “Himno de Santa Eulalia” escrito por Aurelio Clemente Prudencio ésta, con el fin de que no se entregase al martirio, fue recluida por sus padres en una villa, granja o casa de campo.
Otro texto denominado “Pasión de Santa Eulalia”, en principio, de época visigoda pero reelaboración de otro anterior de época romana, según las investigaciones de Juan Gil , daba nombre a esta posesión: “Villa Prontiano” y la situaba a 38 millas de la Ciudad de Emerita Augusta .
El primer investigador que tuvo en cuenta dicha información fue Gonzalo Arias Bonet; anteriormente la piedad popular había situado la “villa Prontiano” en los más dispares rincones, no carentes, empero, de alguna lógica: todos se basaban en una interpretación errónea de los límites entre las provincias romanas de Bética y de Lusitania.
Pero fue en 1967 cuando Gonzalo Arias situó en un paraje del término municipal de Puebla de Sancho Pérez, denominado “Los Villares” y cercano al antiguo “cruce de la muerte”, la villa campestre de Santa Eulalia.

Yo no creo en las fronteras porque me siento como el aire cuando encuentra una alta montaña...

- El personaje se había acercado a la ventana y cuando vio la lluvia corrió hacia atrás aterrorizado; se creía algunas gotas de agua... pero temía más a la corriente de la regadera cabe el acerado que a los golpes de aire reseco o a los hombres sedientos o a una vulgar balleta.

Yo no creo en las fronteras pero las hay; hasta en forma y maneras de hombre haberlas...

No son trazos ni rayas ni líneas; carecen de geometría.

- El personaje que se creía algunas gotas de agua se refugió en la habitación más interior; en ella ni la más sedienta lengua de fuego podría absorberlo.

Yo no creo en las fronteras pero hay hombres que se hacen alambradas de espino y de fusiles; también de palabras (esos son los más viles).

Y estos hombres trazan trazos de metralla en el alma...

- En los tiempos de Saturno no había líneas rectas en el mundo que separaran lo mio de lo tuyo o lo tuyo de lo mío; en el tiempo de Saturno ni tú ni yo existiámos sino que éramos todos en uno; incluso sólo existían miradas y las miradas nunca necesitaron perfumarlas, como a las palabras...