podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

lunes, enero 07, 2008

MÉRIDA Y LOS ORÍGENES DEL CULTO A LA VIRGEN MARÍA EN LAS HISPANIAS.

Antonio Mateos Martín de Rodrigo

A nuestro amigo Agustín Velázquez Jiménez.

INTRODUCCIÓN.

Mérida es una ciudad fundamentalmente reconocida como eulaliense en el universo cristiano; sin embargo también es singularmente, aunque no de forma tan explícita, una ciudad especialmente mariana.
Y, acaso fue una de las primeras ciudades marianas de las Hispanias y del Occidente europeo; por tanto su carácter mariológico no comenzaría el 25 de junio del año 1620, momento en el que, en su iglesia de Santa María, su Ayuntamiento en forma de Ciudad hizo voto de guardar y defender la opinión de que Nuestra Señora la Virgen Santa María fue concebida sin pecado original tal como expresaba literalmente en 1632 Bernabé Moreno de Vargas.[1]
Los resultados de las investigaciones de la liturgia española realizada por Baumstark le llevaron a Carmelo Viñas y Mey a concluir que España vino a ser uno de los países de más copiosa y universal hagiografía. [2]
Éste a su vez las basaba en las intensas relaciones de España -escribía Carmelo Viñas y Mey- con las iglesias de Oriente, del África y del Occidente, los viajes y peregrinaciones, Avito, Eteria, Martín Dumiense; pero especialmente las radicaba Viñas y Mey en el hecho de que las migraciones de eclesiásticos promueven la penetración y difusión en la Península del culto, la devoción y las leyendas populares de los santos de todos esos países (sobre todo de Oriente, que es donde existía un mayor desarrollo de la hagiografía y del ascetismo popular y el monacal, también de pura entraña popular) devoción favorecida por la apetencia de ascetismo personal existente entre nosotros.
Y es que Emerita, situada en los siglos VI y VII en la encrucijada de Oriente y Occidente[3], recibió a uno de aquellos orientales que introdujeron de forma oficial, además de cultos martiriales, el culto a la Virgen María; se adelantaba así Emerita en su dedicación arquitectónica varios siglos a la reintroducción gótica del culto mariano. Éste, como dice James Hall, alcanzó su suprema expresión exterior, en opinión de muchos, en las catedrales góticas de Francia, muchas de ellas dedicadas a “Nuestra Señora”-“Notre Dame”.[4]

ORIENTE Y EL CULTO A LA VIRGEN MARÍA.
Oriente no sólo dio origen a las representaciones de la Virgen María[5] sino que también creó la idea que de ella veremos plasmada en Emerita; este hecho sucedería una vez que el II Concilio local y V universal de Constantinopla, celebrado en el año 553, había establecido la perpetua virginidad de María[6].
Por tanto la idea que se plasmaría en Emerita en el siglo VI no fue la del futuro dogma de la inmaculada concepción (entendida como preservación del pecado original); los orientales, continúa G.I. Söll, fomentaron, en cambio, la fe en la asunción y en la mediación espiritual de María y la ensalzaban como Reina.[7]

EL OBISPO SAN FIDEL, SOBRINO DE SAN PAULO, INTRODUCTOR DEL CULTO OFICIAL DE LA VIRGEN MARÍA EN LAS HISPANIAS A TRAVÉS DE LA REDENOMINACIÓN DE LA CATEDRAL EMERITENSE.
Y ya que en Oriente se originó el culto mariano, del Oriente llegó a las Hispanias este culto a través de Emerita.
Una vez especificado el momento evolutivo creo haber encontrado el decisivo factor humano: el obispo San Fidel, griego de cuna y emeritense de adopción, sobrino del también obispo San Paulo, también griego de origen y emeritense de adopción.
Y lo he encontrado en el, para mí, por sus respuestas, ya más que inconmensurable Libro de las Vidas de los Obispos Santos Emeritenses.
Siguiendo la traducción realizada por Aquilino Camacho Macías[8] un buen día llegaron a la ciudad de Emerita unos mercaderes griegos paisanos del obispo San Paulo; siguiendo la costumbre procedieron a visitarle y a hacerle llegar un regalo a través de un joven acompañante; al interrogarle sobre su procedencia el obispo descubrió que era sobrino materno suyo, por lo que rogó a los mercaderes que consintiesen que permaneciese allí con él.
Inmediatamente le ordenó de diácono y tras su fallecimiento este joven, llamado Fidel, fue elegido obispo.

SAN FIDEL Y LA DEDICACIÓN A LA VIRGEN MARÍA DE LA CATEDRAL EMERITENSE.
La dedicación de catedrales a la Virgen María fue una práctica generalizada en la Alta Edad Media; pero este hecho comenzó de forma original en la ciudad de Emerita en el siglo VI durante el pontificado del obispo greco-emeritense San Fidel; y así leemos en el Libro de las Vidas de los Obispos Santos Emeritenses: Entrando en la Iglesia de Santa María, que hasta hoy se llama de Santa Jerusalén. [9]
Así por el Libro de las Vidas de los Obispos Santos Emeritenses sabemos que la catedral de Mérida se había denominado “Santa Jerusalén”, como las otras catedrales metropolitanas hispanas;[10] pero a partir del pontificado de San Fidel la catedral emeritense tomó una sobredenominación mariana y comenzó a ser conocida como “Nuestra Señora de Santa Jerusalén”; se plasmaba así la visión oriental de la Virgen María como mediadora y reina celestial.

CRONOLOGÍA:
Este hecho ha de situarse en el período de dominación bizantina del sur de España que había comenzado en el año 551, completado en el 554, [11] y se finalizó en el año 572; entonces Leovigildo conquistó las ciudades de Córdoba y Málaga a los bizantinos[12]; la de bizantinos es la denominación historiográfica actual de aquellos “griegos”, San Paulo y San Fidel, de nuestro Libro de las Vidas de los obispos santos emeritenses, últimos miembros eclesiásticos del Imperio Romano en Emerita.

En la ciudad de Mérida a 13 de enero de 2005.

artículo publicado en la Revista Oficial de Semana Santa de la Junta de Cofrafías de Mérida, año 2005.