Ayer fui a mi hortal de Calamonte para podar los árboles y tuve la sensación de que la primavera puede estar pronto aquí; hay mañanas y tardes de enero que parecen asomos y remedos del buen tiempo; incluso hay algunas mañanas de nieblas cuyo tristón color gris deja paso a un gris más blanco y, por tanto, como resplandeciente.Ahora, cuando cuando son las 10,52 brilla sobre Mérida un sol excepcionalmente claro y luminoso...
Todo esto quiere decir que he de ir pensando en volver a trabajar en mi hortal.
Y ayer no sólo podé los árboles; también planté en maceta dos rosales e hice algo de limpieza en el patio (yo prefiero la palabra corral).
Hacía tiempo que mis manos no tocaban la tierra pero si quieres experimentar un gran placer de la Naturaleza procúrate una tierra de estiércol reciente; su tacto y su olor son únicos; desgraciadamente ahora todas las plantaciones se realizan con turba que no tiene perfume ni peso ni acaricia el tacto.
A mi izquierda tengo el Covarrubias y leo que "Ay hinojo salvaje y hortense, y el salvaje transplantado y regalado se hace hortense, y por estremo dulce si la simiente del rústico se siembra dentro de un higo[...]".
Desde tiempo acá vengo pensando en plantar semillas de hinojo rústico para domesticarlo pero hasta el momento me he conformado con plantar Hinojo de Florencia; de cualquier manera sería interesante experimentar la plantación de sus semillas en higo o, aún mejor, hacer estiércol de higo.
Por el mismo Sebastián de Covarrubias me entero de la existencia de un hinojo marino que "se echa en adobo como las alcaparras y se mezcla en las ensaladas" y que "es picante al gusto y algo salado".
Sigo leyendo el Covarrubias y me dice que la lechuga es "hortaliça conocida y muy usada"; sin embargo da a entender de que no debiera usarse tanto para no sentirse uno nunca poco mozo:"Ultra de refrescar, mitiga el apetito venéreo, de donde es símbolo de la continencia, y con el uso della viene el hombre a ser menos apto para él".
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