podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

viernes, febrero 01, 2008

LA CREACIÓN DE LA CUARESMA Y LA INVENCIÓN DE SANTA EULALIA DE BARCELONA.

LA CREACIÓN DE LA CUARESMA, CAUSA DE LA TRASLACIÓN DE LA FECHA DE CONMEMORACIÓN DEL MARTIRIO DE SANTA EULALIA AL 10 DE DICIEMBRE A PARTIR DE MEDIADOS DEL SIGLO V.
Decía el Arcipreste de Hita, no sin poca perspicacia ni mucho buen humor, que en sus días del siglo XIV “la quaresma puso por todo el mundo miedo e grand espanto[1]”.
En el caso que nos ocupa, recuperando la seriedad requerida, la Cuaresma debió de producir a mediados del siglo V la mayor de las desazones, especialmente entre los devotos eulalienses radicados en Augusta Emerita y en Lusitania: la creación de la Cuaresma por la Iglesia Latina suponía el cambio no menos traumático de la fecha real de su martirio; y éste, atestiguado por una tradición que había alcanzado su primer centenario y era celebrado en Augusta Emerita con gran solemnidad, congregaba a numerosos peregrinos.
A finales de diciembre de 2003, otro investigador francés, el siempre preclaro abate Martigny, volvía a ofrecernos la oportuna primera explicación:
“ ...en todas las iglesias tanto orientales como occidentales, adoptaron la costumbre de no celebrar fiestas de santos los días de ayuno. Por esta razón -concluía- los Padres de Laodicea dispusieron (Canon. XXXI) que no convenía “solemnizar los natalicios de los mártires en Cuaresma, debiendo hacerse las conmemoraciones de los santos mártires los sábados y los domingos[2]”.
La celebración de Santa Eulalia el día 12 de febrero tenía, pues, el inconveniente laodiceano, pero al no ser éste concilio universal sino sólo sínodo de Siria no afectó en un principio a Augusta Emerita.
Por esta razón los emeritenses en época de Clemente Aurelio Prudencio conmemoraban, como él mismo indica[3], el “dies natalis” coincidiendo con la fecha real en que Santa Eulalia fue martirizada el 12 de febrero.
La situación cambió a mediados del siglo V; el 12 de febrero caía en el nuevo período creado por la Iglesia Latina a principios del mismo siglo para la preparación de la “Semana Santa”: el de la Cuaresma; era éste un rito extremado respecto de lo dispuesto por el Sínodo de Laodicea: no admitía la traslación de las festividades martiriales a los sábados y los domingos.
Las diversas dataciones de los “dies natalis” observados por los investigadores de este martirologio sólo obedecen a los diverso intentos de acomodar las nuevas fechas de los “dies natalis” a los mejores momentos del año o del mes o, incluso, de la semana hasta, en el caso de santa Eulalia, fijar como no movible el día 10 de diciembre.
La compilación del Calendario Jerominiano, según Carmen García Rodríguez que se basa en Duchesne, “ se hizo a mediados del siglo V en la Alta Italia (Milán-Aquilea)[4]” es decir en la misma época en que comenzó a imponerse la Cuaresma.
Éste, al recoger celebraciones repetidas de “dies natalis” durante el período cuaresmal y fuera de él evidencia ser contemporáneo de la implantación de la Cuaresma como tiempo impropio para las celebraciones martiriales.
De cualquier manera Mario Righetti y Cornelio Urtasun Irisarri, expertos en Liturgia, nos sitúan ante la Cuaresma como la explicación suficiente y definitiva del definitivo cambio de fechas en la conmemoración del martirio de Santa Eulalia de Mérida.
A partir del siglo IV la Iglesia latina comenzó a implantar, a imitación de los ritos purificadores judíos sancionados por Jesucristo (Mateo, 4), un período denominado Cuaresma -por los cuarenta días de su duración-.
Pero la implantación de la Cuaresma según la normativa de la Iglesia Latina llevó consigo la radical traslación de las festividades de los mártires fuera de este período según Righetti y Urtasun a mediados del siglo V; ellos se basan en el “calendario romano”[5].
Las alteraciones de fechas no sólo afectaron a las conmemoraciones de los mártires; posteriormente también le afectó a una conmemoración tan significativa como la de la Anunciación: “en el año 656 el II Concilio de Toledo -escriben Righetti y Urtasun- rechazó la celebración de la Anunciación (25 de Marzo) porque habría caído siempre en Cuaresma y la situó también en este período del Adviento[6]”.
Ante tamaña revolución la Iglesia le concedió a Santa Eulalia una fecha de suma preeminencia.
La dedicación del mes de diciembre y de su décimo día para su nuevo “dies natalis” también tenía una primera y muy significativa lectura que nos da la verdadera medida de la magnificencia de Santa Eulalia en aquella época: ella, como ser humano, comenzó a inaugurar, generalmente, el Año Eclesiástico o Litúrgico de la Iglesia.
En efecto el Adviento comienza el domingo más cercano al 30 de noviembre (día de San Andrés, Apóstol) y puede situarse entre el 27 de noviembre y el tres de diciembre (posiblemente el año del cambio fue aquel en que el día 3 de diciembre fue domingo)[7].
Todo lo cual nos lleva a reafirmar la idea extendida entre los expertos de que los barceloneses sólo barcelonizaron a una Eulalia emeritense a la que rendían culto en su ciudad como en todo el Occidente Europeo y el Norte de África a través de alguna reliquia...
[1] 1067. De la pelea que ovo don Carnal con la Quaresma.p.176.
[2] pp. 78 y 79.
[3] ver Mateos Martín de Rodrigo, Antonio el artículo “Localización de la villa Prontiano, base para la revisión de la fecha del martirio de santa Eulalia y del origen emeritense de la Eulalia barcelonesa”.
[4] p.81.
[5] “ El recogimiento recomendado por la Iglesia a los fieles como condición para alcanzar, a través de los ejercicios de penitencia, una eficaz renovación de la vida, llevaba naturalmente a excluir cualquier fiesta, en cuanto ponía una nota de alegría, incompatible con la austeridad del tiempo. He aquí por qué ya desde el principio (de la implantación de la Cuaresma) cualquier fiesta de los santos fué en principio descartada del período cuaresmal. El calendario romano en el siglo V, en el período que va del 4 de febrero al 25 de abril, límites extremos de la Cuaresma, contaba cuatro fiestas de santos, y dos solamente después de la reforma gregoriana, Santa Águeda y San Valentín”. p.762.
[6] p.762.
[7] “El año litúrgico o eclesiástico, empieza el domingo más cercano al 30 de noviembre y puede caer del 27 de noviembre al 3 de diciembre.. Este domingo es el primero de Adviento y le siguen otros tres.”. p.56. Luis Ribera.