El número siete (véase Éxodo 20, 22. El Código de la Alianza) es el número de la perfección, por tanto de lo plena, perfecta y felizmente acabado, del descanso, de la mano sobre la mano, de los brazos cruzados; el número siete, por tanto, es el número de la consumación; y de la contradición entre lo final y lo principio.
Y el final (7) y el principio (1) tienen en el sistema de numeración indio-árabe en su versión occidental curiosas coincidencias estructurales.
El siete en Occidente era la frontera de las edades según la suma: hasta los siete, hasta los catorce, desde los veintiuno, a partir de los veintiocho...
Pero también el siete era límite según la multiplicación: 49 era el fin del ciclo o del "siglo judío" en que todo volvía al buen principio.
El "gran siglo" judío o el Año del Jubileo (Levítico 25, 8 y ss.) era, pues, una semana cuadrada (7x7= 49).
El siete en Occidente era la frontera de las edades según la suma: hasta los siete, hasta los catorce, desde los veintiuno, a partir de los veintiocho...
Pero también el siete era límite según la multiplicación: 49 era el fin del ciclo o del "siglo judío" en que todo volvía al buen principio.
El "gran siglo" judío o el Año del Jubileo (Levítico 25, 8 y ss.) era, pues, una semana cuadrada (7x7= 49).
Además, para mera ilustración, según los hindúes existen siete chakras, la iglesia considera siete pecados capitales, hubo siete plagas sobre Egipto o una serpiente de siete cabezas y siete infiernos en Dante; siete son las notas musicales y siete los colores del arco iris, etc.
El número 7-escribe el abate Martigny, p. 551,- es también uno de aquelllos á que se atribuye un valor simbólico. A los ojos de San Jerónimo (In Amos., v), "este número es santo, como lo prueba el sábado, en cuya día descansó Dios de todas sus obras". También se tenía un cuidado particular en poner este número sobre las tumbas, ....