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El autor que, por y en trágica circustancia se apartó de las Matemáticas siendo niño, en su mayoría de edad algo pasada, recordó un principio filosófico del materialismo primitivo, que no "ingenuo", y que en boca de Heráclito de Éfeso dice así: "Tras haber oído al Logos y no a mi es sabio convenir en que todas las cosas son una".
En la explicación de los materialistas "científicos", aunque ya "desmodados", Rosental e Iudin, la unidad de mundo "radica en su materialidad, en que todos los objetos y fenómenos existentes constituyen distintos tipos o propiedades de la materia en su movimiento".
El materialismo nunca pudo asumir la obra de Mandelbrot; por tanto desconoció que "el mundo es un inmenso fractual de hermanos separados por el tiempo" y que en tal materia hay algo de espíritu como en toda discoteca o ballet ha de haber música para que el cuerpo se mueva...