Blas Curado Macías y José Luís de la Barrera Antón coinciden en la revista EULALIA de 2007 en diferir sobre la interpretación de la figura del abad Nancto, singularísmo monje norteafricano llegado a Mérida en el siglo VI.
Y curiosamente, para defender su postura Blas, psiquiatra, a José Luís, historiador, "le tira los trastos metodológicos a la cabeza".
De la Barrera afirma que Nancto, basándose en el texto de las Vitas, era un anafrodita, según determinaba el oficio ascético, y Curado reafirma, en su contra, que padecía de misoginia o ginefobia, es decir rechazo patológico a las mujeres; pero lo interesante son, entre los presupuestos metodológicos de Blas para quien la
duda debería estar en el Opúsculo Vitas, pues quiero recordar de manera burlona y parafraseando a Macbeth, que " la Historia sigue siendo algo que nunca ocurrió, contado por alguien que nunca estuvo allí (¡¡¡ sic ¡¡¡¡).
Asombroso pero cierto: "La duda debería estar en..." el texto - y una vez más hay que matar al mensajero, en este caso el historiador- ; pero el texto, es decir su autor, dice textualemente: "huía por todos los medios, según dicen, de la vista de las mujeres, como de la mordedura de una víbora; no porque despreciara el sexo; sino porque temía caer en tentación si miraba su hermosura".
N.B. El Opúsculo Vitas o Vida de los Santos Obispos emeritenses es uno de los textos más ricos y complejos de la historia española con el que puede encontrarse cualquier historiador; personalmente lo tengo en gran estima ya que siempre que lo consulto encuentro algún matiz de gran importancia y trascendencia.
Pero a Blas le deben de crecer los enanos fuera de la profesión médica pues yo también interpreté un diabético tipo 2 en su fase terminal y más trágica en el monje de Cauliana que él siempre ha diagnosticado como borracho y comilón; pero mi libro Santa Eulalia de Mérida, la grandeza de lo pequeño no le ha llegado...