Mandelbrot, uno de mis investigadores más favoritos y que más me han favorecido, tomó inicialmente fama a causa del Efecto Mariposa; éste en Mérida podría denominarse Efecto Antonio Vélez; me explico: Antonio Vélez, que fue alcalde de Mérida, no tuvo ambages en propiciar que se construyesen edificios -a modo de sombrero en verano, de paraguas en primavera/ otoño y de invernadero en invierno-. sobre los monumentos romanos que iban apareciendo según se iba reconstruyendo la nueva ciudad sobre la antigua -fue su santo y seña urbanístico y las Consejerías de la Junta de Extremadura fueron su más emblemática y desarrollada concreción-.
-Por cierto no hace mucho tiempo que Antonio le criticaba a Pedro Penco que había puesto más distancia entre los lugares del centro Mérida; pues tal sensación primera e inmeditamente la tuve cuando uno de sus delegados de tráfico puso como dirección única el Paseo de José Álvarez Sáenz de Buruaga-
Pero ahora, ya muy lejos de responsabilidades, Vélez ha comenzado a criticar ácidamente la labor del Consorcio emeritense; no le parece bien al que es ex alcalde que los edificios se aproximasen en la "Güina" a las canalizaciones del acueducto romano de Cornalbo(¿no criticaría que le pusiesen la pierna encima?.
Esta crítica ha producido efectos inmediatos y los restos apenas visibles del acueducto de Cornalbo se verán desde lejos...
También se verán desde lejos, desde muy lejos, los muros medianiles del raído a nivel del suelo, "Monumento Desconocido", que, entre otras cosas, fue Casa de la Nieve en época romana y moderna; en todo su frente el Ayuntamiento ha colocado bolos para impedir que se aparquen coches -también un poco más allá no se sabe para qué privilegiado del Consorcio-.
Quiero recordar a Ángel Calle que en su día prometió quitar los bolos que puso Pedro Acedo; sin embargo observo que, desde su toma de posesión, no ha quitado ninguno y que éstos crecen, especialmente alrededor de mi domicilio haciendo más difícil el aparcamiento.
Señor alcalde: que mi calle es una isla de trabajadores en el centro de Mérida y que no sé de dónde quitarnos la media hora buscando aparcamiento: si de las del ocio, de las del sueño, o de las del trabajo... o irnos a vivir al pueblo...
N.B. Acabo de asomarme a la ventana y veo que el "monumento desconocido" está sin luz y libre de coches...como en época romana; pero el dichoso monumento acaso suspira para que le pongan sobre sí una Consejería o el Consorcio, a modo de fundón protector.