Rubio o negro. La marca no me importa.
Yo busco las bacterias canallescas
en el vaso mediocre de un cigarro
arcaico. Mi placer dilata
sus cenizas coralinas y asesina
la voz crucificada. ¿No se escapa
el humo de su encierro?, ¿ vuelve el geniecillo
dormido a recobrar su libertad?
Oigamos cómo cantan las cenizas
cenicientas. Oigamos del extraño
sacrificio una queja rubia o negra.
Oigamos la palabra embalsamada
y emborrachemos de humo los pulmones.
Es espantoso ver la nicotina
incrustada en el pecho. ¿Qué me importa,
dices, si no he tenido tiempo de
barrer la alcoba?
Después tan sólo queda una colilla
despreciada, tirada por la calle
esperando que un viejo pordiosero
la tome entre sus manos.
Y tú serás
el cáncer y el remedio a la vez. Y
el mundo seguirá
como antes. Apresúrate a dormir
la muerte injusta. Velaré por ti,
por mi, por nuestro amor.
Seremos los
cigarrillos de páginas domésticas.
Seremos la toalla de las lágrimas
mariposas. Seremos el crujir
de risas, porque no nos entendieron.
¡Éramos diferentes¡
Llerena, 1971