podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

miércoles, enero 17, 2007

CALLE DE LA CRUZ DE LLERENA, MI CALLE




La calle de la Cruz en Llerena, mi única calle durante mis diecisiete años de llerenense praesente, era la segunda calle más larga de la ciudad, tras la Calle de Santiago que, era la principal y que unía, en línea quebrada, las Puertas de Reina y de Villagarcía; su excepcional largura estabaparticularmente determinada por el Portillo de Cedaceros y la Puerta de Montemolín puntos de la muralla urbana que se unían directamente a su través.
Siempre creí que su nombre se debía a la Cruz que, a mitad de la calle y como único monumento, se erguía en la esquina y era el centro de los rezos laicos del mes de mayo.
En realidad, según me lleva a deducir María del Pilar de la Peña Gómez, su Cruz distintiva se utilizó para “cristianizar” expresamente la “morería” medieval llerenense que se encontraba allí; de hecho ahora la calle transversal ha vuelto a denominarse “Morería y Herreros”(antes la desembocadura de esta calle en el portillo que daba al Arrabal de Tejeiro era conocida por la Travesía del Pozo).
Evidentemente mi calle no era sólo un conjunto de casas de las más variadas formas y tamaños en las que morábamos muchas y diversas familias; fundamentalmente mi calle era gentes, buenas gentes, muy entrañables buenas gentes como Vitoria, como Eulogio, como Julián o Angelita, como Penco o su hijo Perruzio -según mi padre que lo adoraba-, Juana la de Carabina, las Carmen

No hay comentarios: