Federico García Lorca y el autor tienen en común posibles orígenes judíos -en mi caso también palestinos-, también de profesión carpinteros, y un claro interés poético por Santa Eulalia de Mérida.
García Lorca integró en su libro Romancero Gitano el bello Poema de Santa Olalla de Mérida; la respuesta a mi pregunta de por qué este poema garciloquiano no lo encontré en los escritos de su entorno familiar ni de la Fundación que lleva su nombre -antes al contrario-. Y es que por línea materna García Lorca descendía de totaneros que continuaban en su madre, doña Vicente Lorca Romero, el eulaliensismo militante: Santa Eulalia de Mérida es la patrona de la ciudad murciana de Totana. El descubrimiento se lo debemos a Martine Cabriolé y su divulgación a Ian Gibson.
Afortunadamente cuando leí el excepcional libro La Sangre desgranada de Federico García Lorca de Salvador García Jiménez encontré la respuesta documentada: el bisabuelo materno de Federico, Bernardo Josef de Lorca Alcón, había nacido en Totana con antecedentes totaneros muy antiguos e, incluso, antes, en Lorca.
Este libro es una curiosa e interesantísima mezcla de historia y ficción y en ella sobresale la biografía de Federico en Totana; pero especialmente sobresale, a su vez en ella como nota genial, el mote que le habrían de haber puesto por su fervor eulaliense: “el lali”.
Por cierto su madre, en un bello anacronismo, le transmitió a su hijo el nombre ya anticuado de Olalla por el de Eulalia;éste el que se había impuesto en Mérida y en Totana desde las postrimerías del siglo XIX pero que permanecía en la alacena de sus sentimientos.
Recomiendo muy vivamente la lectura de este libro por su bella prosa póetica y su fecunda y bien desarrollada imaginación dando vida a un García Lorca "desgranado" y totanero.
Mi referencia: Santa Eulalia de Totana: fín del mito andaluz y paterno como inspirador de la obra de Federico García Lorca, Antonio Mateos Martín de Rodrigo, Cuadernos de la Santa, nº 8, Fundación de la Santa, Murcia, 2006, pp.121-127.