LA EXTREMEÑIDAD DE CASIODORO DE REINA A TRAVÉS DE LA RESTAURACIÓN DE LA “ARCHIDIÓCESIS HISPALENSIS” EN LA BAJA EXTREMADURA Y DE LA “TRIA NOMINA NOBILIORUM” ESPAÑOLA .
a mis amigos de Llerena, en recuerdo de nuestras subidas a la Alcazaba de Reina en los últimos años de la década de los sesenta.
INTRODUCCIÓN
En 1987 publicó la editorial Alfaguara, bajo la dirección de Juan Guillén Torralba, la primera edición española de la primera Biblia completa que se tradujo al castellano. Esta obra, desde su primera edición en Basilea, año de 1569, es conocida como “Biblia del Oso”, al ser el lema de su impresor. La traducción fue realizada por Casiodoro de Reina[1].
La condición de protestante perseguido por la Inquisición y huido de España fue razón suficiente para que una espesa capa de silencio haya ocultado su Biblia, con alguna excepción, hasta la fecha arriba citada en que es presentado, nuevamente, como hipotético extremeño.
En el prólogo al primer tomo de esta edición José Mª González Ruiz dice de Casiodoro de Reina que “su lugar de nacimiento se conoce sólo por conjetura”. Y añade que si se atiende a su apellido –“de Reina”- su lugar de nacimiento sería la antigua villa de Reina junto a la ciudad de Llerena; para ello se basa en la “costumbre de los monjes jerónimos” de apellidarse con su lugar de procedencia; también llega González Ruiz a la misma conclusión al asumir, sin embargo, que él mismo se considera “hispalensis”; no obstante se basa en un error ya que Reina, en aquella época, no “pertenecía al Reino de Sevilla”[2] ni al Concejo de Sevilla (era el territorio del concejo sevillano el degradado continuador territorial del antiguo reino que no llegará a restaurarse más que parcialmente en la Extremadura meridional [3]).
Reina había dejado de pertenecer al Reino hispanomusulmán de Sevilla durante el reinado de Fernando III el Santo; en el año 1246 pasa, por donación real, a formar parte de la Provincia de León de la Orden de Caballería de Santiago de la Espada en la actual Extremadura. Y lo hacía como cabecera de la Donación o Castillo Terminado de su mismo nombre:
“Tambien por los muchos, y grandes servicios referidos -escribía Bernabé de Chaves- donò, à Dios, y à la Orden, y al Maestre Don Pelay Perez, el Castillo de Reyna, con la Villa, y todos sus terminos... por Privilegio despachado à 11 de Abril, Era de 1248 y año de 1246, el qual se encuentra repetido con fecha de 13 de dicho mes, y año, ...y diciendo que... la donación se hacia en tal guisa, que si hiciera treguas con Sevilla, antes de ganar à Reyna, el señor Don Fernando el Santo, ò antes, que la Orden la ganasse, que entrasse en la tregua el dicho Castillo[4] ”.
N.B. Sin duda alguna Reina, en época árabe, pertenecía al reino de Sevilla.
Ahora bien la clave o la solución al problema del origen local de Casiodoro de Reina se encuentra en su apellido “de Reina” y en su alcuña “Hispalensis”; ambos certifican sus orígenes o sus “patrias” civil y religiosa más allá de la “conjetura”.
a. EL APELLIDO.
González Ruiz, desconociendo las normas onomásticas de España, considera la villa extremeña de Reina sólo como probable lugar de nacimiento de Casiodoro por la costumbre jerónima de utilizar como apellido el lugar de procedencia.
En realidad no era esta una costumbre específica de los monjes jerónimos: “Con más frecuencia que entre los romanos -escribe Dolç-, el hombre ha recibido aquí nombre de su lugar de nacimiento, de su patria electiva, de la fortaleza que ha asaltado, de la ciudad o provincia que ha gobernado o defendido [5]”
Y este uso en la onomástica española si bien comienza en el siglo X alcanza su plenitud, justamente, en la época de Casiodoro: “La costumbre de apellidarse con nombres de localidad aparece ya a principios del siglo X; fue moda en el siglo XVI sustituir el apellido familiar por el nombre del lugar de origen, del solar o señorío, precedido de la partícula de... [6]”. Aunque esta costumbre “por sí misma no tiene valor nobiliario alguno[7]” según Dolç, en la situación eclesiástica de Casiodoro de Reina sí indicaba “nobleza”.
Nos dice González Ruiz[8] que Casiodoro se ordenó de sacerdote antes de entrar en el convento de los Jerónimos de Sevilla.
Consecuentemente a través de su consagración sacerdotal adquirió la condición social de “noble” si no la tuvo previamente; según Moreno de Vargas[9], todos los sacerdotes y religiosos lo eran “per se” desde el Emperador Teodosio.
El gentilicio “de Reina”, es, pues, el apellido de Casiodoro “en el mundo o en el siglo” e indica su procedencia civil de acuerdo con la normativa onomástica vigente en su época.
b. LA VILLA DE REINA ERA CABEZA DE UN ARCEDIANATO DE LA “ARCHIDIÓCESIS HISPALENSIS” RESTAURADA EN EL SUR DE EXTREMADURA POR CONCORDIA ENTRE EL ARZOBISPADO SEVILLANO Y LA ORDEN DE SANTIAGO, SU SEÑOR SOLARIEGO.
Pero como era usual entonces entre los intelectuales Casiodoro de Reina utiliza la alcuña “hispalensis” ya que como advierte Dolç: “Los humanistas tenían a gala llamarse Nebrisensis, Pincianus, Brocensis[10]”; esta alcuña indica, sin lugar a duda ninguna, su diócesis de origen: la archidiócesis de Sevilla.
La villa de Reina, cuando nació Casiodoro, pertenecía, de hecho y de derecho, desde el siglo XIII a la “Archidiócesis Hispalensis”.
Uno de los objetivos de la Reconquista según interpreta Maraval[11] fue la Restauración del Orden Institucional de la época visigoda. No obstante, como él mismo advirtió, esta Restauración, no se llevó a cabo plenamente[12].
La “restauración de España” contemplaba la de las antiguas Archidiócesis romano-visigóticas cuyas extensiones coincidían con las provincias romano-visigóticas civiles.
Diversas circunstancias dificultaron cuando no impidieron esta restauración. Una de esas circunstancias, también en las restauraciones civiles, fue la Orden de Caballería de Santiago de la Espada; en cuanto a las restauraciones religiosas en palabras de Lomax no se produjeron porque “el Papa Alejandro III adoptó la solución de la iglesia propia; persuadió a la Orden de Santiago (como a las demás Órdenes Militares) a que construyesen las nuevas parroquias, garantizándole los réditos de las mismas... y desprenderse por completo de la autoridad diocesana[13]”.
De la efectividad de este consejo y de su realización es muestra la desaparición de la antigua Archidiócesis de la Lusitania, con capital metropolitana en Mérida[14]. Restaurada aquella, provisionalmente en Santiago de Compostela, el nuevo Arzobispado, tras soportar los primeros embates restauradores por parte del papado, intercambia con la Orden su parte en la Ciudad por otras propiedades en Galicia[15], haciendo así imposible cualquier tipo de restauración.
Sin embargo Mérida queda, según Roma, bajo la tutela eclesiástica de la Archidiócesis Compostelana[16] o, mejor, bajo su vigilancia ya que sus arzobispos incumplirán su asistencia sacramental (era esta la justificación de las adscripciones episcopales; los priores santiaguistas no podían impartir todos los sacramentos[17]).
Pero en el caso de la villa de Reina la Archidiócesis compostelana no reclama derecho alguno a la Orden.
Sí lo hizo el poderoso Arzobispado sevillano que pretendía la Restauración de la Archidiócesis Hispalense en la Baja Extremadura.
Y consigue la restauración arzobispal hispalense en 1274 por avenencia con el Señor Solariego que era la Orden de Santiago; y así el Arzobispado sevillano ubica en Reina la cabeza rectora de uno de sus seis arcedianatos.
En palabras de Ladero Quesada: “Los límites de la archidiócesis acabaron por establecerse entre 1263, año en que se acordó la división territorial con la sede gaditana, y 1274, cuando la Orden de Santiago se avino con el arzobispado hispalense sobre sus derechos en tierras de la actual provincia de Badajoz [18]”.
Esta avenencia suponía la restauración en la zona sur de la actual Extremadura de la Archidiócesis sevillana. Y, por ella, la villa de Reina, ahora del señorío y jurisdicción civil de la Orden de Santiago, pasaba a formar parte singular del Arzobispado Hispalense: lo hacía como cabeza de uno de sus arcedianatos: “Desde el punto de vista eclesiástico -continúa Ladero Quesada- las principales divisiones internas del arzobispado fueron los arcedianatos, las vicarías y parroquias, y los prioratos. Los seis arcedianatos, aunque tienen reflejo efectivo en la geografía eclesiástica de la archidiócesis era, ante todo, base para cargos personales de honor, pues sus títulos formaban entre las “dignidades” del cabildo catedralicio: fueron los de Sevilla, ciudad, Jerez, Écija, Niebla, Constantina y Reina [19]”.
En la jurisdicción de este arcedianato hispalense entraba también el Castillo Terminado de Montemolín con sus respectivas poblaciones ya que, como dice Lomax “... fue la Orden la que quien decidió que Montánchez pertenecería a la diócesis de Coria, y Montemolín y Reina a la de Sevilla[20]”.
N.B. Obsérvese que Lomax desconoce las bases jurídicas para estas asignaciones.
ANEXO.
El primer investigador que situó hipotéticamente el lugar de nacimiento de Casiodoro de Reina en Extremadura fue Nicolás Antonio a finales del siglo XVII: “oriundus forsan ex Reyna Extremadurae oppido[21]”, escribió; es decir, “problamente oriundo de la ciudad de Reina en Extremadura”.
Pues bien, el mismo Nicolás Antonio nos ofrece una prueba que confirma la identificación existente entre los naturales de Reina y el Arzobispado Hispalense, aún a pesar de su obediencia espiritual respecto de la Orden de Santiago:
“D. MARTINUS DE ANAYA MALDONADO, domo ex oppido Reyna in Extremadura, religiosus sacerdos ordinis S. Jacobi Hispalensis Coenobii, scripsit ad amicum anonimum: Discurso sobre el tratado que de los santos de Sevilla y su diócesis escribió el Padre Quintadueñas[22] ”.
Actualmente se tiene a Casiodoro de Reina nacido en Montemolín.
[1] DE REINA, Casiodoro. La Biblia del Oso .Libros Históricos. Tomo I, Edición de Juan Guillén Torralba. Alfaguara, Madrid, 1987.
[2] Íbidem, GONZÁLEZ RUIZ, José María en "Introducción", pp. XIII a XXIX.
[3] VÁZQUEZ MEDEL, Manuel Ángel. Sevilla y su Provincia. Tomo II, Gener, Sevilla,1993.p.257
[4] DE CHAVES, Bernabé. Apuntamiento Legal aobre el dominio solar de la Orden de Santiago...El Albir, Barcelona, 1975. fs. 9 v y 10 r .
[5]DOLÇ, Miguel. "Antroponimia latina" en Enciclopedia Lingüística Hispana, I.Dirección de Alvar, Badía, de Balbín, y Lindley Cintra. C.S.I.C. Madrid, MCMLX.. p. 410.
[6] Íbidem.
[7] Íb..
[8] véase nota 2
[9] MORENO DE VARGAS, Bernabé. Discursos de la Nobleza de España.Madrid, 1795,p.23.
[10] Idem a nota 5.
[11] MARAVAL, José Antonio. El Concepto de España en la Edad Media.Instituto de Estudios Políticos,Madrid, 1954. p.294
[12] Íbidem, p.295.
[13] LOMAX, Derek W. "La Orden de Santiago y el Obispado de Cuenca en la Edad Media" en "I "SIMPOSIO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE CUENCA", separata del vol. 12(1982) del ANUARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES. p.305
[14]MORENO DE VARGAS, Bernabé. Historia de la Ciudad de Mérida. Patronato de la Biblioteca Pública Municipal y Casa de la Cultura de Mérida, 1992. p.374.
[15] Íbidem. p.373.
[16] Íb., p.374.
[17] Íb., p.472.
[18] LADERO QUESADA, Miguel Ángel. Historia de Sevilla.(1248-1492).Universidad de Sevilla, Sevilla, 1989. p.197.
[19] Íbidem, p.198
[20]LOMAX, Derek W. La Orden de Santiago(1170-1275).C.S.I.C..Madrid, 1965. p.194
[21] NICOLÁS, Antonio. Biblioteca Hispana Nova. Tomo I..Visor Libros, Madrid, 1996,p. 234
[22] Íbidem, Tomo II. p.91.